Promesas absurdas, propuestas serias

Promesas absurdas, propuestas serias

Promesas absurdas, propuestas serias

El tipo de promesas que hace un candidato puede servir al elector como guía de la seriedad del aspirante. Prometer cosas que no son competencia del cargo al que aspira o que para su cumplimiento no bastaría ni el Presupuesto de la nación por varios años da una clara señal de que no piensa cumplir nada en caso de llegar a la posición que desea.

Se han escuchado propuestas absurdas, inverosímiles, lo que constituye una falta de respeto al electorado.

Candidatos a senadores, diputados o alcaldes hacen ofrecimientos que son propios del Poder Ejecutivo. Clara señal de que no pretenden cumplirlas o que desconocen las funciones de lo que aspiran llegar a ser.

También están candidatos que no exponen sus propuestas, que se limitan a la retórica o a simples enunciados.
Si usted escucha a algún candidato prometiendo eliminar el desempleo o la inseguridad ciudadana observe si ese enunciado viene acompañado de un plan: ¿cómo lo hará?, ¿es realizable ese plan?, ¿cuál será el presupuesto?, ¿de dónde sacará los fondos?

Probablemente ninguno de esos especímenes pueda dar respuestas a esa pregunta, pues no actúan con seriedad frente al electorado.

Tenemos otros candidatos, especialmente en el ámbito presidencial, que han sabido combinar la diatriba de la campaña con propuestas bien sustentadas sobre aspectos de interés para la nación.

Esos merecen la atención del electorado.

No hemos logrado poner frente a frente a los candidatos presidenciales con mayor potencialidad, pero al menos hay creados varios escenarios donde estos han expuesto sus planes.

Bien haría el votante en revisar esas propuestas antes de decidir el beneficiario de su sufragio.



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