Crecemos creyéndonos las etiquetas que nos ponen. Eres esto, no aquello. Eres bueno para esto, pero no para lo otro. En cierta forma vamos definiendo nuestra personalidad en base a eso y, aunque en ocasiones exploramos, solemos dejarnos envolver por cómo nos ven y nos valoran los demás.
En este camino he descubierto que eso hace que nos limitemos y que al final nunca es tarde para encontrar y descubrir cosas nuevas de nosotros mismos.
Me refiero sobre todo al tema de la edad. En mis 50 he encontrado una verdadera pasión: cocinar. Hasta hace más o menos un año no cocinaba nada, es más, siempre pensé que no sería capaz. Comencé a hacerlo por recomendación de mi terapeuta y resulta que he encontrado algo que me fascina, que se me da bien y que se ha convertido en una verdadera pasión.
Hay que explorar, probar, abrir las puertas a diferentes cosas aunque no sea algo que se espera de nosotros por nuestra personalidad, edad y muchas más definiciones.
Al final quien decide aquello que somos y hacemos somos nosotros, quizá eso que siempre has visto como algo que no te gusta o que no sabrías hacer se convierte en tu nueva pasión, pero si antes de intentarlo ya estás prejuzgado nunca lo sabrás.
Hay tantas y tantas cosas por descubrir, por hacer, que quedarse solo en aquello que se supone sabemos hacer es totalmente limitante y, definitivamente, no importa la edad que tengas para probar algo nuevo, todo lo contrario, llega un momento en tu vida que intentarlo y fracasar no se convierte en un problema, sino en una experiencia más.
Hoy disfruto de algo que por 50 años pensé que no era lo mío, y ahora es algo que me hace realmente feliz. Prueben y disfruten.
No se limiten.