Priscila Rivera llegó por casualidad al vóleibol

Priscila Rivera llegó por casualidad al vóleibol y se convirtió en capitana de Las Reinas del Caribe

Priscila Rivera llegó por casualidad al vóleibol y se convirtió en capitana de Las Reinas del Caribe

Priscila Rivera abrió las puertas de su hogar al equipo del Periódico El Día. Eliezer Tapia.

Santo Domingo.– Lo que comenzó como una acción para “salir del paso” se convirtió en su mayor pasión.

“Todo inició con una amiga de la infancia que se llama Indalecia y su insistencia para que la acompañara a la parroquia Santiago Apóstol, de Villa Consuelo donde practicaban vóleibol”, así comienza a narrar Priscila Rivera su primera vez en una cancha de vóleibol.

Describe que el contacto con el balón fue “amor a primera vista”.

La capitana la selección nacional de voleibol femenino de mayores, o ,  dice que fue la mejor decisión que pudo tomar en su vida, pese a que en ese momento apenas tenía 11 años.

 

“Fue la mejor decisión el deporte ha hecho de mi la persona que soy y la atleta”, explica la eterna capitana de la selección.

La experimentada atleta abrió las puestas de su hogar al Periódico El Día y nos contó como el deporte le cambió la vida y la llevó por casi todo el mundo.

Su carrera

Rivera abrazó el voleibol por casi 20 años.  Su ascenso fue como la espuma, muy rápido, aprendió con mucha prisa; quizás por eso algunos piensan  que tiene una avanzada edad , “pero no, es que comencé muy joven”, dice entre risas.

Priscila Rivera muestra sus reconocimientos a la periodista Edilí Arias. Eliezer Tapia.

“A los 11 años empecé, a los 13 fui invitada a practicar a la selección nacional y ya con 15 era titular del equipo de mayores”.

Rivera jugó en España, Indonesia, Brasil, Puerto Rico, Turquía y Azerbaiyán.

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Comenta que jamás pensó que tendría una larga carrera en el voleibol y que representar al país la llenó de mucho orgullo y la llevó a conocer muchas culturas y entablar muchas amistades.

Priscila Rivera fue medallista Centroamericana y del Caribe en Medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de los años  2006, 2010, 2014 y 2018. Dos veces medallista de oro en Juegos Panamericanos Medalla de los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003 y en  Lima 2019;  y en las Copas Panamericanas Medalla en Rosarito/Tijuana 2010 y  Mexicali/Tijuana 2008.

La profe Priscila

Con una inmensa sonrisa nos contó cómo ha asumido el rol de pasar sus conocimientos dentro de la cancha a las nuevas generaciones como entrenadora.

“Es lindo cuando las niñas me dicen profe”.

La atleta de seis pies y una pulgada dice que se sonroja  cuando  las niñas de ocho y once años le dicen “quiero ser como tú”, y la responsabilidad que eso implica, tomando en cuenta que muchas de ellas no habían nacido o eran muy pequeñas cuando estaba en la selección de mayores.

“Ellas me dicen veo tus videos en YouTube, como jugabas y quiero ser como tú”.

Rivera estudió educación física, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y es entrenadora Nivel III da la Federación Internacional de Voleibol (FIVB).

“Me formé como entrenadora para formar atletas”.

La comunicadora

Las tres veces atleta olímpica manifestó que siempre pensó que los atletas deberían tener una voz en los medio de comunicación, para que la gente entendiera cómo funciona el mundo deportivo y esa fue la motivación para incursionar en los medios.

Con mucha gracia explica cómo han sido estos meses junto al equipo del programa radial Diamante Deportivo junto a los comunicadores William Aish, Pedro Briceño, Bienvenido Carmona Jr. y Baudilio, Jiménez e Iván Cruz.

“Con mi entrada a Diamante Deportivo estoy cumpliendo unas de mis metas que era hacer radio, en ocasiones anteriores había manifestado que me apasiona la comunicación y soy una mujer de retos, por ende, espero contar con el apoyo de todas las personas que a lo largo de mi carrera me han apoyado”.

“Muchos no saben que los sacrificios de los atletas son innumerables, nos perdemos fechas importantes”.

El adiós

Explica que a casi tres años de su retiro, la gente en la calle cuestiona el por qué se retiró, y admite que aún siente congoja cuando pasa esto.

Pero asegura que el deporte como todo en la vida tiene un principio y un fin.

Apuntó que fue algo extraño, como cuando apagas el televisor y tienes que encenderlo de nuevo. El hecho de que su carrera iniciara desde niña hizo que toda su vida girara en torno al voleibol.

“De repente me vi en la cama y me dije ¿ahora qué vas hacer?”, comenta que aún se continúa levantando a las 4:50 de la mañana horario en que se preparaba para ir a entrenar con las Las Reinas del Caribe.

Admite que al principio le costó adatarse la nueva rutina, pero que el cambio ha sido bueno, porque ahora hace las cosas tan simples como limpiar y hacer quehaceres del hogar.

De cara a los nuevos proyectos hace énfasis en uno de sus mayores sueños, tener una academia que permita seguir sembrando la semilla del voleibol en las nuevas generaciones.

La familia

La familia es lo que más se extraña, son los que más sufren, pero los que más gozan tus éxitos.

“Ellos son lo que están a tu lado para recoger los platos rotos, cuando pierdes, ganas o te lesionas, extrañas las comida, los amigos.

Santo Domingo 2023

Recuerda con nostalgia los Juegos Panamericanos Santo Domingo 2003, define esta experiencia como el detonante para que las integrantes de la selección nacional despertaran y comenzaran a creer que el proyecto era una realidad.

“Ese juego nos mostró a todo el país, le ganamos a las campeonas. Fue un antes y después, para nosotras, nos demostró que sí podíamos y que podríamos llegar lejos”.

El momento más doloroso

El mundial del 2014 en Italia es definido por Rivera como el momento “más doloroso”.

“Perdimos dos veces del equipo de China y en ese torneo pudimos optar por medalla”.

Afirma que una de sus mayores satisfacciones ha sido ser modelo a seguir para muchas niñas y jóvenes, por varios años consecutivos y ser un punto de referencia.

“El cariño y el respeto que me gané de la gente es mi mayor premio”.

Kobe y Love

Kobe y Love, son sus «hijos de cuatro patas» que no la dejan en paz, que se encargaron de hacernos la conversación más amena, siempre reclamando la atención de su «madre».

Concluyó   que el amor, el trato, el respeto y la consideración que recibe de los dominicanos, la hacen sentir una “Reina”.