Santo Domingo.-Aunque hace casi cien años de aquella noche de mayo de 1916 cuando varios marines estadounidenses se presentaron en su casa buscando desarmar a su padre, ese recuerdo permanece imborrable en la mente de Isabel Sarah García, quien en ese entonces tenía cinco años de edad.
“Entregue lo que tiene”, fue la frase utilizada por los militares extranjeros luego de tocar la puerta, narra Sarah Guzmán, oriunda de Río Verde en La Vega.
Ese es el hecho más notorio del comienzo de la primera intervención norteamericana en el país que alberga en su longeva memoria la envejeciente que cumplirá 105 años el 2 de julio.
Y no es para menos, porque precisamente fue el desarme de la población civil una de las primeras medidas adoptadas por los estadounidenses, para de forma autoritaria tomar el control del pueblo dominicano.
“Mi padre era un terrateniente y al igual que muchos dominicanos estaba armado”, cuenta la mujer como si se tratara de un episodio que pasó ayer.
Alegatos interventores
Dentro de lo alegado para invadir al país en 1916, el historiador José Miguel Soto Jiménez cita que incluso se tomó la deuda que existía desde el Empréstito de Harmont de 1869. Soto Jiménez especifica que esa deuda, cuyos acreedores eran europeos, había sido vendida a tenedores en Washington.
Otra de las justificaciones fue la inestabilidad política y el caos en que se vio sumergido el país luego del asesinato del presidente Ulises Heureaux (Lilís) en 1899.
Como si se trataran de hechos suficientes, Washington ordenó el desembarque de un contingente militar que como cualquier propietario se instauró en la nación. Desde años anteriores ya habían impuesto rectorías de aduanas para tener el control financiero y político nacional.
“Los norteamericanos no intervinieron para pacificar el país. Intervinieron para que les pudiesen pagar y ellos cobrarse”, considera Soto Jiménez, mientras repudiaba la injerencia.
Gobierno militar
A su llegada a la nación los norteamericanos implantaron su ley.
Bajo la proclama de que la ocupación militar no tenía el objetivo inmediato ni posterior de destruir la soberanía dominicana, el capitán Harry Knapp tomó el control de la nación en noviembre de 1916.
Esto trajo consigo que un sucesivo número de funcionarios dominicanos que se desempeñaban como gobernadores provinciales y cargos ejecutivos afines renunciaran, mientras que otros fueron removidos, quedando todas las esferas de poder en manos de los extranjeros.
Tras instaurar el gobierno militar, los estadounidenses implementaron una serie de reformas centradas en temas educativos, obras de infraestructuras y otras basadas en tópicos sanitarios. Cada una de esas acciones eran lideradas por ellos con la intención de seguir tras el control soberano de la República.
Segunda pérdida soberanía
La primera intervención norteamericana iniciada el 3 de mayo de 1916 constituyó la segunda pérdida de la soberanía dominicana desde la proclamación de la Independencia de 1844 realizada por los Padres de la Patria.
En 1861 se produjo el primer desconocimiento de la autoridad nacional por la anexión a España llevada a cabo por sectores conservadores del país.
Con la posterior ocupación estadounidense se negaron nueva vez los ideales de Juan Pablo Duarte.
“Nuestra patria ha de ser libre e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la isla”, fue uno de sus ideales al propiciar la independencia dominicana de 1844.
Los referidos procesos son conocidos como Primera, Segunda e inicio de la Tercera República.
Aunque se registran injerencias anteriores de parte de los norteamericanos, la primera ocupación fue la antesala de la segunda intervención militar ocurrida en abril de 1965.
“Ese fue un hecho execrable, bochornoso, porque nada justifica la pérdida de la soberanía nacional, la agresión contra la soberanía”, consideró José Miguel Soto Jiménez.