La tormenta tropical Alberto ha inaugurado la formación de los grandes meteoros de este año en el océano Atlántico. Hasta anoche se mantenía en las aguas del golfo de México con la categoría de tormenta tropical.
De acuerdo con información puesta por el Centro de Nacional de Huracanes de los Estados Unidos de América, los vientos sostenidos de Alberto no excedían los 65 kilómetros por hora y por su ubicación y desplazamiento, no ofrecía riesgos para ninguna de las islas del Caribe.
Pocas veces hay que temer en el país cuando estas tormentas se forman hacia el oeste. Las más peligrosas tienden a originarse hacia el este o en el mar Caribe, particularmente desde las pequeñas Antillas hasta Jamaica.
Es importante, sin embargo, tomar nota de la actividad ciclónica en el Atlántico, particularmente en un año de temperaturas intensas como las que están siendo registradas desde antes de la llegada del verano.
A pesar de hallarnos en en la ruta caliente de la temporada de los huracanes, los efectos de cualquiera de estos meteoros, grandes o pequeños, de efectos directos o indirectos, demuestran que nunca hemos estado preparados para enfrentarlos.
Tal vez nadie lo esté, como lo demostraron los efectos del huracán María a su paso por Puerto Rico en septiembre del año 2017.
La fuerza de sus vientos, superior a los 280 kilómetros por hora, que permiten clasificarlo en la categoría 5, causaron daños que en algunos casos todavía no han podido ser superados.
La última gran tormenta que afectó directamente a los dominicanos ha sido el huracán George, en septiembre de 1998, de categoría 3 a su paso por el país.
Estar informados permite prever y mantenerse alerta.