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Prevención de enfermedades respiratorias estacionales, una prioridad para la salud

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Prevención de enfermedades respiratorias estacionales, una prioridad para la salud
📷 La detección temprana de síntomas es clave para evitar que se convierta en una complicación.

En los últimos tiempos ha aumentado la frecuencia de enfermedades respiratorias, que aunque propias de las estaciones del año, en nuestro país se presentan de manera menos marcada.

Sin embargo, la sensación de cambio climático y sus efectos se manifiestan claramente en la salud de la población, haciendo que las enfermedades estacionales como la gripe o influenza se conviertan en protagonistas indeseados.

Rosa Espinal Mercedes, neumóloga intervencionista de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), explica que la gripe, reconocida por sus síntomas característicos (tos con o sin expectoración, fiebre, malestar general, secreciones nasales y dolores musculares), suele aparecer de forma más intensa en invierno.

Sin embargo, a este cuadro se suman otros procesos alérgicos típicos de la primavera, cuando el aumento de alérgenos en el ambiente y la influencia del polvo proveniente del Sahara potencian considerablemente los procesos infecciosos respiratorios.

Ante esta situación, la comunidad médica enfatiza la importancia de reconocer los síntomas tempranos y actuar de manera preventiva para evitar complicaciones, especialmente en aquellos grupos de riesgo.

Identificación
La especialista manifiesta, que la detección temprana de síntomas es clave para evitar que un proceso respiratorio leve se convierta en una complicación grave.

Los síntomas iniciales pueden ser señal de un proceso gripal y en algunas ocasiones, también pueden ser indicativos de otras infecciones respiratorias. Por ello, expertos en salud recomiendan no subestimar estos síntomas y evitar la automedicación, pues el uso inadecuado de medicamentos puede enmascarar el cuadro clínico y retrasar una intervención oportuna.

Especialmente en poblaciones vulnerables, como los niños y los ancianos, la atención médica temprana es fundamental. Asimismo, pacientes con enfermedades preexistentes (cáncer, hipertensión, diabetes, insuficiencia cardíaca congestiva, enfermedades reumáticas o autoinmunes, quienes han pasado por cirugías mayores, particularmente cardiacas o aquellos con antecedentes de enfermedades respiratorias como asma y EPOC), deben ser evaluados de inmediato ante la aparición de cualquier síntoma respiratorio.

Los fumadores activos también se encuentran en un grupo de riesgo elevado, lo que refuerza la necesidad de buscar atención profesional de forma inmediata.

Medidas preventivas
La prevención se erige como uno de los pilares fundamentales para mantener una buena salud respiratoria durante todo el año.

Entre las principales estrategias preventivas se destaca la vacunación, considerada una herramienta indispensable en la lucha contra la influenza. Cada año, se dispone de esta vacuna en cualquier centro de salud, haciendo posible que la población tenga acceso a una protección efectiva contra el virus de la gripe.

La campaña anual de vacunación es un esfuerzo coordinado que involucra a instituciones de salud, autoridades locales y profesionales del sector, todos trabajando en conjunto para reducir la incidencia de esta enfermedad estacional.

Además de la vacuna contra la influenza, para ciertos pacientes en riesgo se recomienda la aplicación de la vacuna contra el neumococo.

Esta vacuna, sin embargo, debe ser administrada bajo supervisión médica, ya que no todos los pacientes son candidatos. La consulta con un especialista es fundamental para determinar si un paciente, particularmente aquellos con comorbilidades, se beneficiaría de esta medida adicional de protección.

La sinergia entre ambas vacunas, en algunos casos, puede ofrecer una defensa más robusta contra múltiples infecciones respiratorias.

Buenas prácticas
La vacunación es sólo una parte del enfoque integral para la prevención de enfermedades respiratorias. Otros comportamientos cotidianos juegan un rol decisivo en la disminución del riesgo de contagio.

En entornos con alta concentración de personas, el uso de mascarillas se convierte en una medida efectiva para limitar la propagación de patógenos.

Complementariamente, la higiene personal adquiere una importancia capital: cubrirse al toser o estornudar, así como realizar un lavado de manos frecuente, son acciones simples, pero poderosas para reducir la transmisión de agentes infecciosos.

Estos hábitos preventivos, que han sido ampliamente difundidos en campañas de salud pública, se deben incorporar en la rutina diaria de todos los ciudadanos.

Además, se recomienda acudir a consultas regulares con especialistas en neumología, especialmente al identificar cualquier alteración en la salud respiratoria.

Una evaluación especializada no sólo permite el tratamiento oportuno de las enfermedades, sino que también ayuda a establecer medidas personalizadas de prevención.

Recomendación

— Acude a consultas
La doctora Espinal Mercedes invita a la comunidad a no esperar a que los síntomas se agraven y a acudir a consultas médicas preventivas, evitando así complicaciones.

El rol de la educación
La educación en salud es un elemento clave para combatir la desinformación y fomentar prácticas que protejan a la población. Las campañas de concienciación, impulsadas por centros de salud y profesionales destacan que “la prevención es salud”.

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