Hay obras de infraestructura e inversiones de Estado que son necesarias en un país que busca alcanzar el desarrollo. Tal es la situación económica y social en que se encuentra el país.
Otras naciones de la región alcanzaron su desarrollo y erradicaron el analfabetismo en el siglo pasado.
El Presidente de la República se hace acompañar de funcionarios palaciegos y de los respectivos ministerios en muchos actos oficiales.
En cuanto a la inauguración de escuelas, hospitales o tramos de carretera siempre falta un invitado en dicha actividad.
Se trata de colocar en la línea de formación para el corte de la cinta a un ciudadano que represente a los contribuyentes, que son los que, en definitiva, pagan con los impuestos todas las obras que autoriza a construir el gobierno.
Hay casos excepcionales, donde el dinero no llega al gobierno a través de los impuestos. Como sucedió hace poco cuando organizaciones comunitarias y entidades sociales construyeron una calle con sus propios recursos.
Eso sucedió en el sector Bellas Colinas de Manoguayabo en Santo Domingo Oeste. Una vía importante del sector que tenía cerca de 30 años deteriorada.
La acción habla bien de la comunidad que inauguró la obra con la presencia de los contribuyentes directos. No así de las autoridades, que reciben, a través de los impuestos y arbitrios, los recursos para hacer ese trabajo y se desentienden de manera constante de sus obligaciones.