Santo Domingo.-El uso de la biodiversidad en prendas y accesorios de vestir, como zapatos, carteras o relojes confeccionados en pieles de animales amenazados o en peligro de extinción, al igual que algunos collares en corales marinos tiene sus implicaciones.
A la hora de ser importados por las casas que los comercializan, requieren de permisos de entrada por parte del país donde los solicitan y, de retorno a su lugar de origen, en caso de que no encuentren dueños o compradores donde son llevados. Un ejemplo son las famosas carteras de Louis Vuitton.
Ivelisse Figueroa, encargada del Departamento de Regulaciones y Controles de la Dirección de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, pone de relieve que dado el uso de insumos de la flora y fauna en distintos comercios como farmacia, cosméticos y moda, se lleva un riguroso control para evitar su tráfico ilegal, especialmente cuando se trata de animales en cautiverio.
Comercio ilegal
Afirma la experta, que a nivel mundial, después de las drogas y armas de fuego, el negocio ilegal de la biodiversidad es el tercero en demanda, el cual mueve más de 10 mil millones de dólares a nivel mundial.
Regulación
De ahí, que Naciones Unidas en 1973 estableció la Convención sobre Comercios de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (Cites) que agrupa a unos 179 países, dentro de la cual figura la República Dominciana.
Este tratado regula más de 35 mil especies; unas 28 mil pertenecen a plantas y unas seis mil a animales.
Las regulaciones se clasifican en apéndice 1, 2 y 3, en base a categorías.