Juan Bosch mientras es juramentado. Entre sus medidas de gobierno destaca la rebaja de los salarios más altos del Estado.
Quien quiera conocer cómo funcionaba en el siglo XX la grosera suplantación de la realidad por una versión falsa y malintencionada, igual a lo que en el siglo XXI conocemos como posverdad, le bastará releer las razones del golpe de Estado contra el presidente Juan Bosch resumidas en el “Comunicado al pueblo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional”, del 25 de septiembre de 1963, aparecido en los principales medios periodísticos del momento y divulgado por las emisoras de radio y televisión, dentro y fuera del país:
“El estado caótico en que se debate el país, determinado por la indecisión administrativa; el abuso de poder de las mayorías dóciles de nuestros cuerpos legislativos, serviles al poder central y sin orientaciones propias; el entronizamiento de las incapacidades en las diferentes ramas del gobierno; el incumplimiento de las promesas electorales hechas al pueblo, que han llevado, contrariamente a lo esperado, al desempleo más agudo y a una crisis de hambre; los ataques a la libertad de expresión; la peligrosa improvisación de incidentes internacionales con fines políticos internos…; el descuido de la instrucción pública y el maltrato a la dignidad del magisterio, y lo más grave, las alarmantes maniobras del comunismo revolucionario y ateo, han llevado a la nación al borde de la ruina… Ante tan alarmantes hechos… hemos decidido intervenir para poner orden en este caos”.
Evidencia documental
Estos son los “datos alternativos de la realidad”, de acuerdo al lenguaje de la posverdad, esgrimidos por los golpistas de 1963 para derrocar al presidente electo democráticamente; violar la Constitución y luego derogarla; hacer tabla rasa del juramento militar prestado; disolver el poder legislativo; decretar la censura de prensa, el estado de excepción, la proscripción de sindicatos y partidos políticos legalmente registrados, y reinstalar en el poder que las urnas le negaron, a las mismas fuerzas auspiciadoras del pasado, cumpliendo un plan diseñado por la embajada de los Estados Unidos, la oligarquía y el trujillismo aún vigente.
La reciente publicación por el Archivo General de la Nación, en coauspicio con la Fundación Juan Bosch y el Programa de Apoyo al Desarrollo de los Archivos Iberoamericanos (ADAI), del tomo II de la compilación “Cronológico de Oficios de la Secretaría de Estado de la Presidencia (mayo-julio1963), continuidad de la serie en tres tomos que abarca la documentación de los gobiernos que se sucedieron en el país en ese año crucial, es una magnífica oportunidad histórica para desmontar las falacias de lo que el propio Bosch llamó “la gramática parda del golpismo”, y comprobar la perversa manera en que funcionaba, y funciona, la propaganda que busca ocultar o desfigurar la verdad.
Repasando los 603 documentos seleccionados de aquel gobierno, ordenados, transcritos y de fácil cotejo, al consignar cada uno su ubicación exacta en los fondos del AGN correspondiente a los meses de agosto y septiembre de 1963, el lector no necesitará de otros argumentos para comprobar la falsedad de los pretextos del golpismo, y se asombrará al constatar que aún existen quienes los repiten sin haberse aportado entonces la menor prueba, y mucho menos hoy, transcurridos 57 años.
Corto pero ejemplar
El presidente Bosch recibió de manos del Segundo Consejo de Estado un campo deliberadamente minado para frenar su obra de gobierno en pro del pueblo. El déficit presupuestal heredado ascendía a RD$ 57 millones de pesos, alrededor del 30% del aprobado para el año.
En apenas siete meses, y a pesar de todas las dificultades enfrentadas, ya el Presupuesto Nacional presentaba un superávit. Eso sí, hubo una política de austeridad, control extremo de gastos, defensa del cobro de los impuestos, persecución a los evasores, lucha contra el contrabando, adecentamiento del aparato estatal, combate a la corrupción, prohibición de exenciones injustificadas en las aduanas, control del cambio de divisas, y rebaja de los salarios más altos del Estado, empezando por el del presidente. No se trataba, en resumen, de un gobierno socialista, ni revolucionario radical, sino decente, nacionalista y patriótico.
Bosch y su equipo, según carta publicada en el tomo I, trabajaban entre 14 y 16 horas diarias, y trataban de atender a todos, por humilde que fuese el ciudadano. No se violaban los canales ni contrapesos democráticos; no se decidía sin un riguroso estudio previo.
Las direcciones principales estaban trazadas: justicia social, progreso, combate a la pobreza, desarrollo sostenible, defensa de la soberanía y la democracia.
El gobierno, en apenas siete meses, llevó a cabo la creación de cooperativas y tiendas del pueblo; la diversificación de las inversiones extranjeras; el Plan General de Turismo; la formación de técnicos de nivel medio y el envío a realizar estudios superiores en el exterior de decenas de estudiantes meritorios; el Programa de Reforma del Estado; la creación del Banco Agrícola, del Instituto de Ciencias Agrícolas; del Banco Nacional de la Vivienda y del Instituto de Desarrollo del Crédito Cooperativo; de la Dirección General del Control de Precios.
Decisiones
— Traspaso
Durante el gobierno de Bosch fue dispuesto el traspaso de Radio Santo Domingo TV y Radio Caribe al Ministerio de Educación, así como la creación de la Dirección General de Información Cultura y Diversiones.
*Por ELIADES ACOSTA MATOS