Madrid.- Los partos inducidos, aquellos en los que se utiliza oxitocina u otros fármacos para provocarlos, han subido un 61,8 % desde 2016 y representan ya el 27 % del total de los practicados en la sanidad pública; el cambio de perfil de las madres, cada vez más mayores, es el principal factor que lo explica.
“La edad conlleva mucha más patología y eso implica muchas más inducciones, así como el estilo de vida, que también influye. Y eso al final se traduce en más intervencionismo porque no son partos espontáneos”, comenta a EFE Salomé Álvarez, presidenta de la Federación de Asociaciones de Matronas en España (FAME).
Como la tasa de cesáreas, la provocación de un parto es uno de los indicadores de seguridad clínica al tratarse de un procedimiento no exento de riesgos, por lo que su uso debe estar justificado bajo indicación obstétrica.
De los 203.251 partos vaginales atendidos en hospitales públicos en 2022, el 27,5 % fueron provocados frente al 17 % de 2016, según el ‘Informe anual del SNS 2023’ publicado recientemente por el Ministerio de Sanidad.
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Pero en este caso “el intervencionismo está más que justificado” porque “el parto de una mujer con patología conlleva intervenciones que son necesarias para que llegue todo a buen puerto”, aclara la experta.
Abuso de las cesáreas
Sin embargo, cree que “se sigue abusando un poco de la cesárea por cuestión de rapidez, de terminar antes”. La tasa de España ronda desde hace años el 25 %, 10 puntos por encima del 15 % que identifica la Organización Mundial de la Salud (OMS) con una buena práctica.
“Al final, una intervención quirúrgica es más fácil de hacer que un parto natural porque conlleva menos acompañamiento. Un parto eutócico, cuando el niño nace sin ayuda, necesita sobre todo tiempo porque hay que respetar los tiempos de ese cuerpo y su fisiología”, abunda.
La edad cada vez más avanzada o el aumento de los partos múltiples son otras de las razones que expone el informe de Sanidad, que cifra en 321.760 los alumbramientos de 2022, el 81,4 % de ellos en hospitales públicos. Tres de cada cuatro fueron vaginales, en su inmensa mayoría (el 83,9 %) atendidos en la sanidad pública, mientras que el 24,7 % restante fueron cesáreas.
Con una tasa de 242,2 procedimientos por 1.000 nacidos vivos, España ocupa la decimotercera posición de la lista de 22 países de la OCDE que encabeza Bulgaria, con 464,7.
Solo País Vasco y Navarra cumplen
La tasa de cesáreas realizadas en hospitales públicos fue del 22,7 %, una cifra que permanece estable desde 2012; mientras, fue del 34,5 % en el sector privado, que sí ha logrado reducirla 3,01 puntos en una década.
“Durante años, tanto el sistema público como el privado pasaron por una época en los años 80 en la que se intervenía mucho. La perspectiva en ese sentido fue cambiando hace 20 años en la pública, pero la privada tardó un poco más”, argumenta la matrona.
También es que “la privada necesitaba adaptarse a una Obstetricia de hoy en día porque las mujeres ahora estamos más informadas y demandamos otro tipo de atención”.
No se ha adaptado igual en todas las comunidades: los centros privados de La Rioja tienen una tasa de 85,7 % (frente al 21,2 de los públicos), en Cantabria llegan al 54,6 % (19,9 % el SNS) y en Murcia al 48,6 % (25,1 %), mientras que los del País Vasco se quedan en el 23,9 % y los de Navarra, en el 27 %.
Precisamente, los hospitales públicos de estas dos últimas comunidades fueron los únicos en hacer menos cesáreas de las aconsejadas por la OMS (13,9 % los vascos y 14,6 % los navarros).
Más matronas, menos intervencionismo
La presencia de matronas también tiene mucho que ver en todo ello. A España le faltan unas 5.000: la media europea es de 9,1 por cada 10.000 mujeres de 14 a 65 años, tres puntos más que la española (6,1), con notables diferencias autonómicas.
“Donde más profesionales hay, más se puede ofrecer una atención personalizada. Hay comunidades que están muy por debajo de la mediana y, en muchas ocasiones, dentro de un paritorio, una matrona se encuentra atendiendo a 3-4 partos a la vez, y en esas situaciones no se puede dar una atención adecuada en cuanto a calidad y seguridad”, advierte.
Álvarez quiere dejar claro que España dispensa “una atención obstétrica muy buena”, pero necesita mejorar en las atenciones de la fisiología, lo cual pasa por incrementar el número de matronas, una reivindicación en las que Fame insiste con motivo del Día Mundial de la Obstetricia y la Embarazada que se celebra este sábado.
“Estamos formadas específicamente para acompañar a las mujeres en el proceso de parto desde una perspectiva de la fisiología.
Y por eso es tan necesario que aumenten, porque va a tener unos resultados obstétricos mejores”, zanja.
Y eso es bueno para la mujer pero también para el sistema sanitario porque cuanto menos intervencionismo, menor coste, concluye.