El portugués Rufino Borrego pasó 43 años en una silla de ruedas por un error de diagnóstico médico, antes de poder volver a caminar gracias al descubrimiento de su verdadera enfermedad.
Los médicos del hospital Santa María, en Lisboa, le diagnosticaron una distrofia muscular incurable a la edad de 13 años, pero una neuróloga corrigió el error en 2010, al descubrir que sufría de miastenia congenital.