Cada año, al inicio de noviembre, los dominicanos acuden a los cementerios a reciclar su pasado con la muerte y así honrar a sus ancestros.
Aunque la tradición de «El Día de Muertos» en República Dominicana no tiene un origen prehispánico como en México, sino que basa su conmemoración católica del Día de los Fieles Difuntos, ciertas creencias populares relacionadas con las actividades de éste día son de origen pagano y de antigüedad inmemorial.
Así sucede que los campesinos de muchos países católicos creen que en la noche de los difuntos los muertos vuelven a las casas donde antes habían vivido y participan de la comida de los vivientes
Elementos de las costumbres relacionadas con la víspera del Día de Todos los Santos se remontan a una ceremonia druídica de tiempos precristianos.
Los celtas tenían fiestas para dos dioses principales… un dios solar y un dios de los muertos (llamado Samhain), la fiesta del cual se celebraba el 1 de noviembre, el comienzo del año nuevo celta. La fiesta de los difuntos fue gradualmente incorporada en el ritual cristiano.
La conmemoración fusiona rituales y creencias locales y de diferentes comunidades.
De acuerdo con el calendario católico, el 1 de noviembre corresponde a Todos los Santos, día dedicado a los “muertos chiquitos” o niños, y el día 2 de noviembre a los Fieles Difuntos, a los adultos.
Aunque cada país latinoamericano tiene sus propias tradiciones, todas tienen rasgos comunes.
Algunos fuentes de indican que en el año 998 el monje benedictino San Odilón de Francia escogió el 2 de noviembre como el Día de los Difuntos, Día de los Fieles Difuntos o el Día de Muertos para honrar a los fallecidos de la religión católica o cristiana, algo que además adoptó Roma en el siglo XVI y posteriormente se difundió por todo el mundo, en la actualidad se celebra con igual devoción.
Según las leyendas antiguas, rurales o cuentos de camino, para las almas que están en el purgatorio y solo pueden salir de él gracias a las oraciones de los devotos. Además que se cree que en este día los espíritus vuelven a las casas donde habitaron durante su vida.Este artículo fue publicado originalmente en El Día