
El Índice de Precios de los Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que mide la variación mensual de los precios internacionales de una canasta que incluye cinco tipos de productos alimenticios, arrojó que la carne ha subido casi un 10% en lo que va del año.
La categoría carne, que incluye productos de res, cerdo, ave y cordero, promedió en agosto casi 128 puntos, marcando un máximo histórico desde que se creó el indicador hace tres décadas.
El precio subió especialmente en la carne de bovino y ovino, mientras que las cotizaciones de la carne de cerdo y de aves de corral se mantuvieron prácticamente estables.
Este récord refleja una combinación entre la escasez de carne para la exportación en varios de los principales países productores y una demanda mundial sostenida de las importaciones, le dice Monika Tothova, economista senior de la FAO, a BBC Mundo.
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"Los brotes de enfermedades animales y las persistentes tensiones e incertidumbres sobre el rumbo de las políticas comerciales" son, según la experta, factores que le han dado un mayor impulso al aumento de los precios.

Y para protegerse de los vaivenes del mercado, algunos importadores han estado acumulando carne, como una forma de adelantarse a posibles perturbaciones comerciales.
Desde el punto de vista climático, la sequía y otros fenómenos meteorológicos extremos se han extendido afectando toda la cadena de producción.
La escalada en el precio de la carne de res
El precio de la carne de res no solo ha subido por la falta de suministros en países como Brasil y Estados Unidos, sino también, por otros factores como el elevado costo del alimento para el ganado, la energía, la mano de obra y el transporte.
A eso se suman las altas tasas de interés que aumentan los costos de los empresarios para conseguir financiamiento.
El precio también ha subido, argumenta Tothova, porque en muchos países el mercado se ha estado concentrando en unos pocos grandes procesadores de carne que tienen un poder de mercado importante, limitando la competencia y fortaleciendo las posibilidades para fijar precios.
Todo esto ocurre en medio de un contexto de incertidumbre sobre las políticas comerciales, como la implementación de aranceles, las restricciones sanitarias en algunos países o los cambios en los acuerdos comerciales, comenta la economista.
Andrés Oyhenard, experto de la consultora Tardáguila Agromercados, ha visto cómo se ha reducido la oferta de carne vacuna proveniente de Estados Unidos en los últimos años.
"El stock de vacuno en EE.UU. es el menor en 70 años", explica. "Recién ahora hay indicios de que se están mandando menos vacas para faena con el objetivo de recomponer el stock que se ha perdido", en un proceso que se conoce como retención de los animales.
Es que los ciclos de cría y crecimiento del ganado requieren tiempo, por lo tanto, recomponer la cantidad de animales podría tomar hasta mediados del 2027, comenta en diálogo con BBC Mundo.
Brasil, el principal exportador de carne vacuna, también está avanzando lentamente hacia una fase de retener el ganado (para incentivar la crianza) con el objetivo de recomponer su oferta en el futuro.
"El tema es que como los precios están muy altos, hay un incentivo para seguir faenando", señala Oyhenard.
La carne de vacuno brasileña aumentó su valor gracias a una sólida demanda mundial que le ha permitido compensar un acceso más reducido al mercado estadounidense, luego que el presidente Donald Trump le aplicara un arancel de 50%.

Mirando el panorama global, los precios de la carne vacuna se han disparado en muchas partes del mundo.
El precio de un novillo o macho gordo para faena subió 54% en la Unión Europea, 33% en EE.UU., 26% en Brasil y 17% en México, al comparar septiembre de este año con el mismo periodo del año anterior, según datos del World Beef Report (WBR).
Eso no quiere decir que el precio final que paga el consumidor haya experimentado ese mismo incremento, dado que influyen muchos otros factores en la cadena de producción, como cuánta carne es importada, cuáles son los impuestos, el costo del transporte, la estructura de la cadena de suministro o el nivel de competencia entre procesadores de carne y minoristas.
Baja el precio del azúcar y los productos lácteos

Aunque el precio internacional de la carne marcó un récord histórico, el índice de la FAO que monitorea cinco categorías de alimentos bajó en septiembre.
El llamado Índice del Precio de los Alimentos marcó en septiembre un promedio de 128,8 puntos, registrando una gran caída acumulada de casi 20% desde un nivel récord alcanzado en marzo de 2022 tras la invasión de Rusia en Ucrania.
La caída promedio en septiembre del precio de los alimentos -en su conjunto- se debe a la disminución del precio del azúcar y de los productos lácteos, que lograron compensar la subida de la carne.
Tanto ha bajado el azúcar, que marcó un descenso de 21% respecto al año anterior y llegó a su nivel más bajo desde marzo de 2021, debido a una producción azucarera superior a la prevista en Brasil.
Al mismo tiempo, las perspectivas favorables para la cosecha en India y Tailandia, tras las abundantes lluvias monzónicas, combinadas con la expansión de las plantaciones, también contribuyeron a la disminución de los precios.
Los lácteos, por su parte, bajaron en septiembre, registrando su tercer descenso mensual consecutivo, incluida la disminución del valor de la mantequilla, la leche desnatada en polvo y la leche entera en polvo, mientras que las cotizaciones del queso disminuyeron solo ligeramente.
En otros rubros, el precio de los cereales (incluyendo productos como el trigo, el maíz, o el arroz) bajó en el último año cerca de un 7%, mientras que el valor de los aceites vegetales en los mercados internacionales se mantuvo un 18% por encima de su nivel del año anterior.
Fuente: BBC Mundo