La economía dominicana ha sido la economía de América Latina y el Caribe que más creció durante los últimos 50 años. El crecimiento económico en ese período fue de 5.3% en promedio, mientras que el resto de los países Latinoamericanos y Caribeños lo hizo a una tasa del 3.5% en promedio.
Incluso, durante el período 2012-2017 la economía del país creció al 6.5% en promedio. Sin embargo, ese crecimiento robusto que ha tenido la República Dominicana ha tenido un limitado impacto en la calidad de vida de los dominicanos.
El modelo económico dominicano y su estilo de crecimiento está sustentado en una estructura sectorial de baja intensidad tecnológica, que demanda mano de obra barata, de baja formación y cualificación profesional, y por consecuencia demandan salarios muy bajos.
Razón por la cual el 80% de los salarios formales que cotizan en la Tesorería de la Seguridad Social ganan menos de 20 mil pesos al mes; igualmente, mientras la economía crece la informalidad laboral también crece, ubicándose en la actualidad en un 58% de la fuerza de trabajo ocupada en la economía.
Además dos datos importantes que deben de llamar la atención a los dominicanos/as y a las vez de preocupación, es que los salarios reales de hoy (2018) son menores en un 25% a los del año 1991 y en segundo lugar el tamaño de la deuda pública consolidada representa el 52.2% del PIB.
Este panorama no es muy halagüeño para pensar que el alto crecimiento económico que ha tenido el país pueda contribuir a mejorar sustancialmente la calidad de vida de la población dominicana.