Alrededor del 70% de las personas no han discutido con sus compañeros lo que cuenta como infidelidad.
Mike Pence se niega a cenar solo con ninguna mujer que no sea su esposa. Para el vicepresidente estadounidense es un signo de respeto hacia su esposa, Karen, y una regla guiada por sus fuertes convicciones religiosas.
Lo que para algunos es una solución para los hombres que no pueden controlarse, otros lo consideran condescendiente, sexista e insultante. (Sin embargo, no es una actitud tan extraña: en un estudio, alrededor del 5,7% de las personas encuestadas pensaban que comprar comida para alguien del sexo opuesto se puede considerar un acto de infidelidad).
Cualquiera que sea tu opinión sobre las justificaciones de Pence, al menos él y su esposa tienen límites claros sobre lo que consideran apropiado hacer con personas del sexo opuesto. Eso es más de lo que pueden decir muchas parejas heterosexuales.
Prevalencia
Mucha gente no tiene claro lo que significa ser infiel, y se subestima enormemente la probabilidad de que ocurra algún tipo de traición. Tampoco tienen mucha idea de cómo lidiarían con una infidelidad si ocurriera (la reacción de muchas personas es sorprendente).
La falta de comunicación y comprensión está causando mucha angustia, y muchos psicólogos sugieren que deberíamos tener conversaciones mucho más abiertas sobre la infidelidad.
Descubrir cuántas personas son o han sido infieles es un desafío, sobre todo porque los investigadores dependen de las confesiones honestas de los infieles. Como resultado, las estimaciones de infidelidad pueden variar enormemente y a menudo se ven afectadas por la forma en que se recopilan los datos.
En el extremo superior de las estimaciones, el 75% de los hombres y el 68% de las mujeres admitieron haber sido infieles de alguna manera, en algún momento, en una relación (aunque investigaciones más actualizadas de 2017 sugieren que hombres y mujeres tienen tasas similares). Una de las tasas más bajas de infidelidad publicadas es del 14%, un número considerable.
Sin embargo, solo el 5% de las personas cree que su pareja ha sido infiel o lo será en algún momento de su relación, lo que significa que incluso las estimaciones más conservadoras sugieren que sucede con mucha más frecuencia de la esperada. Quizás confiamos demasiado en nuestras parejas.
«Aquellos que generalmente no estamos deprimidos tenemos una idea muy exagerada de que sucederán cosas buenas y una sensación demasiado baja de que sucederán cosas malas», dice Susan Boon, de la Universidad de Calgary, en Canadá.
«Una posibilidad es que la baja presunción de que nuestras parejas nos engañarán es una manifestación de eso. Alternativamente, cuando estás en una relación, podría ser útil tener fe en la pareja porque sería poco saludable monitorear su comportamiento todo el tiempo».
Qué significa ser infiel
Este es uno de los problemas: la infidelidad significa diferentes cosas para diferentes personas.
Los investigadores pueden predefinir qué constituye ser infiel, pero todo el mundo tiene una interpretación diferente, por lo que los entrevistados podrían no estar de acuerdo con ellos.
«La gente sobreestima el grado en que otros aprueban y se involucran en una infidelidad», dice Boon.
«No estoy segura de por qué la gente no habla de ello teniendo en cuenta la frecuencia con la que lo ves en películas o canciones. Parte de esto es que no somos conscientes de la variabilidad de los estándares. Suponemos erróneamente que lo que yo considero como una infidelidad es lo que consideras tú también».
Alrededor del 70% de las personas no han discutido con sus compañeros lo que cuenta como infidelidad. ¿La descarga de una aplicación de citas cuenta, por ejemplo?
Entre el 18% y el 25% de los usuarios de Tinder están en una relación mientras usan la aplicación de citas. Presumiblemente, quedar con personas que conoces en Tinder cuenta. Como era de esperar, los usuarios de Tinder que ya están en relaciones tienen más probabilidades de tener sexo casual.
Las personas que respondieron a la pregunta sobre si creían que su pareja había sido infiel alguna vez, eran libres de interpretar la infidelidad de la forma que eligieran. Tal vez eso hace que la estadística del 5% sea aún más sorprendente. Para algunas personas, ser infiel puede incluir solo sexo, pero para otras ya lo es coquetear con alguien.
Con la libertad de interpretar la infidelidad como deseemos, aún así somos muy optimistas al pensar que nunca nos sucederá.
Infidelidad emocional
Definir la infidelidad emocional es particularmente difícil. Un lugar donde pueden ocurrir transgresiones emocionales es en el puesto de trabajo, donde los intereses personales y profesionales se superponen y resultan en relaciones cercanas. Por tanto, es posible que se presenten oportunidades para transgredir, desde amistades inocuas a algo más íntimo.
En un estudio, investigadores entrevistaron a mujeres sobre sus actitudes hacia las relaciones en el lugar de trabajo. A estas mujeres, todas entre los 30 y 40 años y comprometidas en relaciones, se les preguntó cuándo sentían que las líneas entre las relaciones apropiadas e inapropiadas en el lugar de trabajo se difuminaban.
«No puedo mentir, espero verlo en el trabajo», dijo una entrevistada. «Te sientes como una colegiala estúpida, sabes, como cuando te enamoras de alguien y lo ves y ‘¡oh!’ te emocionas».
Las entrevistadas concluyeron que la intimidad física no es necesaria para provocar sentimientos de infidelidad emocional. Retener información, confiar en otra persona, incluso pensar en la otra persona si te impide pensar en tu pareja es suficiente. Estas son todas cosas que podrían suceder teniendo en cuenta la cantidad de tiempo que pasamos en el trabajo y la naturaleza de establecer relaciones cercanas con los compañeros de trabajo.
Los entrevistados hablaron de «salvaguardar las relaciones»: predefinir reglas básicas sobre qué es y qué no es apropiado. También dijeron que la elección de confiar en sus parejas era importante para mantener una relación saludable.
El comportamiento de parejas amigas puede ser esclarecedor en cuanto a tus propias actitudes sobre la infidelidad. Cuanto mayor sea la proporción de amigos que crees que han sido infieles en sus relaciones, es más probable que hayas sido infiel en el pasado y tienes más probabilidades de decir que podrías serlo de nuevo en el futuro. Tendemos a rodearnos de personas igualmente adúlteras o no adúlteras.
¿Admitirlo?
Está claro que la mayoría de las personas en relaciones monógamas piensan que engañar es moralmente incorrecto. Pero, si alguien ha sido infiel, ¿es mejor admitirlo?
Cuando los investigadores hacen esta pregunta, las personas tienden a decir que sí. De hecho, más del 90% de las personas encuestadas dicen que querrían saber si su pareja las había engañado.
Una investigación sugiere que la importancia de parecer leal y puro es una razón clave por la cual las personas hacen esos juicios morales. De hecho, mantener la lealtad es más importante que proteger los sentimientos de alguien.
Pero si lo más importante era no causar daño, entonces la gente diría que mantener el asunto en secreto era más ético que confesar.
Si en realidad es o no lo mejor que podemos hacer es otro asunto. La infidelidad es la causa número uno de divorcio en Estados Unidos.
Admitir el engaño claramente dañará los sentimientos de tu pareja, pero varía mucho la forma cómo reacciona la gente.
Greg Tortoriello, psicólogo de la Universidad de Alabama, en EE.UU., ha estudiado los efectos de lo que se percibe como un fracaso, particularmente en gente cuya personalidad hace que reaccionen mal ante el fracaso. Un ejemplo son los narcisistas, que buscan la aprobación de los demás y son muy conscientes de cómo se presentan en público.
«Evaluamos dos tipos de narcisistas: narcisistas grandiosos y narcisistas vulnerables«, dice Tortoriello.
«Un narcisista grandioso tiene un sentido inflado de autoestima vinculado a una mayor autoestima, mientras que un narcisista vulnerable es sensible a los juicios de otros y generalmente tiene una menor autoestima. En ambos casos, las amenazas leves pueden activar un comportamiento agresivo».
En un estudio realizado por Tortoriello, los participantes imaginaron que su pareja estaba involucrada en varios tipos de infidelidad. Algunas de las infidelidades imaginarias estaban basadas en experiencias emocionales -tu pareja habla tarde por teléfono con otra persona y responde a su mensaje en lugar de al tuyo- y otras eran sexuales.
«Los narcisistas grandiosos querían afirmar su poder y control sobre sus relaciones cuando existía una amenaza de infidelidad emocional», dice Tortoriello. «Esto tomaba la forma de amenazas verbales, amenazas físicas y vigilancia».
Los narcisistas vulnerables pasaron más tiempo preocupándose y tenían más emociones negativas después de la infidelidad emocional.
En términos clínicos, los diagnósticos de narcisismo como un trastorno patológico tienden a ser extremos: o eres narcisista o no lo eres. La mayoría de los psicólogos del comportamiento, como Tortoriello, ven el narcisismo como una escala: todos tenemos algunas de estas cualidades en mayor o menor grado.
En este estudio, observó específicamente a personas que estaban por encima del promedio en estos rasgos pero que no eran patológicamente narcisistas.
«Si estás en una relación con una de estas personas y la engañas sexualmente, parece que tratarán de afirmar el dominio y eso se manifestará en conductas bastante destructivas, pero se complica más con la infidelidad emocional», dice Tortoriello.
«Es posible que los narcisistas vulnerables no comuniquen que existen estas preocupaciones en torno a la relación y que se genere una confusión. Si tuviera que proponer algo, diría que encontrar formas de cultivar la comunicación, específicamente en estas relaciones donde hay muchas emociones negativas interiorizadas, es importante».
El perdón es más probable cuando el engaño es un incidente aislado y cuando se ofrece una disculpa.
Sin embargo, Tortoriello y Boon reiteran que las personas reaccionan de manera muy diferente en situaciones hipotéticas y en la realidad. «Por unanimidad, la gente dice que romperían con alguien por una infedilidad, pero no es la manera en la que responde la gente en la realidad», dice Boon. «A veces es el fin de los matrimonios, pero no siempre».
Tortoriello ha comenzado a pensar en recopilar datos de la vida real y está interesado en explorar la versión de los eventos de los dos miembros de la pareja. ¿Nuestras parejas creen que estamos siendo más infieles que nosotros? ¿Ven engaño donde otros ven flirteo inofensivo?
Una cosa a considerar es que, aunque la prevalencia de la infidelidad durante toda la vida es alta -es probable que le ocurra a muchas personas en algún momento-, las probabilidades de que se dé en un año en particular probablemente sean bastante bajas.
Por eso no parece particularmente apremiante hablar de eso ahora.
Tomado de BBC Mundo