¿Qué tienen el actor Mark Wahlberg, la actriz Tilda Swinton, la cantante Lily Allen y el actor Bill Paxton en común?
Por un lado son personajes famosos del cine y la música –pero eso ya lo sabíamos.
Por otro lado, ellos cuatro comparten una particularidad anatómica: tienen un pezón extra.
Un tercer pezón para ser exactos, aunque hay seres humanos que tienen hasta seis pezones en sus pechos.
Y aunque existen menciones en la mitología griega sobre el tema, la primera descripción moderna que se hace de esta condición fue realizada en 1878 en una revista alemana y fue firmada por un científico de apellido Leichtenstern.
El investigador afirmaba que uno de cada 500 humanos –o sea, el 0,2% de la población- tenía la condición de «pezones supernumerarios», que significa tener más de dos pezones en el cuerpo.
Aunque investigaciones posteriores lograron establecer otras correlaciones de acuerdo a la etnia, el sexo o la posición geográfica, lo cierto es que esta condición ocurre de manera menos frecuente que en el 0,2% de los seres humanos.
De hecho la Oficina Nacional de Enfermedades Raras de Estados Unidos considera que los «pezones supernumerarios» son una enfermedad rara, debido a que menos de 200.000 personas la sufren en ese país.
Una clasificación primaria
Una de las primeras investigaciones acerca de las causas de esta condición se puede encontrar en los textos del científico Y. Kajava.
Kajava adelantó un estudio en Finlandia donde clasificó los pezones supernumerarios en ocho categorías, de acuerdo al tipo de tejido presente.
En la categoría uno, el pezón está rodeado de una aureola que simula la forma de un pecho. Y en algunas ocasiones, el tercer pecho es real.
Las otras categorías describen aureolas sobre el tórax pero sin la presencia de un pezón (categoría tres) u otras que describen tejidos más parecidos a un lunar.
En la clasificación, Kajava halló que el tejido más común dentro de su clasificación era el número seis al que describió como un pezón extra, pero sin aureola.
Este caso se ha vuelto más conocido en la comunidad médica bajo el término «politelia».
Aunque la investigación realizada por Kajava fue hecha hace más de un siglo, todavía es utilizada por doctores e investigadores.
Desarrollo embrionario
Para saber cómo, dónde y por qué algunos seres humanos tenemos un pezón extra, puede ayudarnos un poco a entender primero por qué tenemos dos pezones.
A la cuarta semana del desarrollo embrionario dos líneas del ectodermo (la parte que se convertirá en piel) comienzan a volverse un poco más gruesas.
Esas dos líneas, conocidas como de leche o mamarias, se extenderán desde las axilas hacia el pecho y el estómago hasta llegar a la ingle.
En las siguientes semanas, las líneas se endurecen aún más y se transforman en lo que conocemos como las crestas mamarias.
Eventualmente las crestas mamarias dejan de estar en los muslos, en el estómago y las axilas y solo quedan en el pecho, donde los pezones continúan creciendo y desarrollándose.
Pero algunas veces las crestas mamarias no desaparecen completamente.
En la mitología griega
Pero a pesar de que los primeros estudios sobre el tema datan del siglo XIX, hay algunas evidencias que los seres humanos tenían conocimiento sobre este asunto desde hace siglos.
Tracto urinario
Asimismo, algunos investigadores han sugerido una correlación entre los pezones supernumerarios y problemas urinarios.
Aunque no es clara la relación, los estudios revelan que el 14% de las personas con esta condición tiene problemas en el tracto urinario.
Sin embargo, varios médicos criticaron los estudios relacionados con el tema, afirmando que no se podía someter a una revisión del tracto urinario a todas las personas que tenían un pezón extra.
Pero aunque algunos lo llevan con humor y otros se los quitan por razones estéticas, lo cierto es que algunos casos son calificados de extremos.
En 1827 se reportó el cuadro de una mujer que tenía un tercer pecho, completo. Tanto, que cuando tuvo su primer hijo, el tercer pecho -con pezón incluido- comenzó a producir leche.