Es intangible, no despide ninguna clase de olor, no se ve. Pero está ahí. Y cuando se pierde cuesta mucho trabajo convencer a los demás de que ha vuelto.
Estoy hablando de la confianza, de la credibilidad, algo tan frágil como el cristal, pero tan poderoso como el acero.
Cuando se cree y se tiene fe en una persona o en una entidad cualquiera, no se necesitan mayores pruebas para dar como un hecho lo que se afirma. ¿Lo dijo Fulano? Pues es verdad.
En el caso de las instituciones oficiales, la confianza pública es un ingrediente fundamental. Si el pueblo no cree en ellas, mala cosa se puede esperar. Cuando se detecta la falta de credibilidad se impone la rápida aplicación de correctivos para evitar que la manzana podrida dañe a las demás.
La encuesta Barómetro de las Américas contiene varias tablas estadísticas que sugieren dónde deposita el pueblo dominicano su confianza y de dónde la retira. Conviene que esas tablas se vean a tiempo, antes de que la desconfianza nos arrope a todos.