Cuando se escucha el entusiasmo con hablan algunos comisionados de la Cámara de Diputados para la revisión del llevado y traído proyecto de Código Penal, cualquiera puede sentirse empujado a preguntarse, ¿qué ha impedido su aprobación?
En un encuentro tenido ayer con algunos de ellos en el Almuerzo Semanal de los Medios de Comunicaciones Corripio les fue hecha la pregunta y entre las posibles causas se habló de la política.
Como se comprenderá, esta explicación parece una curiosidad.
No hay un sólo legislador que haya llegado al Congreso Nacional por una vía distinta.
Todos se los debemos a la política.
Y si este oficio está entre las causas de que la sociedad dominicana no cuente con un Código Penal puesto al día, propio para estos tiempos y como consecuencia distinto del vigente, traducido y localizado cuando la población del país era mayoritariamente rural y una gran parte de la población iba descalza, es un atraso del que se puede responsabilizar al Congreso Nacional.
Otra de las impresiones que deja un intercambio a fondo con estos comisionados de la Cámara de Diputados es la de que han trabajado y de que conocen el proyecto del primero al último de sus párrafos, pero también que esto no les ha valido de mucho, tal vez para nada, con la vista puesta en el esfuerzo realizado.
Jornadas de 18 horas de trabajo, alejados del ruido mundanal, sólo les ha servido para dejar sobre los escritorios, o en la memoria del Congreso Nacional, un proyecto vapuleado por las conveniencias políticas.
Una declaración del Presidente de la República en La Semanal fue suficiente.
Ahora toca a los legisladores del período que será inaugurado el próximo día 16 hacer el camino desde cero o avanzar sobre lo trillado.
Así es la política de caprichosa.