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Policías kenianos estarían considerando abandonar Haití

El primer grupo de policías kenianos lleva varios días patrullando en algunas calles de Puerto Príncipe.  Archivo
📷 Foto de archivo.

SANTO DOMINGO.- La misión de policías kenianos enviada a Haití bajo el mandato de Naciones Unidas estaría considerando su retiro del país caribeño, en medio de una profunda desmoralización, condiciones inhumanas, atrasos salariales y la creciente amenaza de las bandas paramilitares que operan en Puerto Príncipe.

Así lo reveló el investigador y periodista estadounidense Danny Shaw, quien desde hace semanas se encuentra en Cabo Haitiano documentando la crisis humanitaria y social que afecta a la nación.

“La misión completa está considerando retirarse porque no está funcionando. Están desmoralizados. Tres han sido asesinados por los paramilitares”, expresó Shaw en una entrevista concedida al programa radial Esto Nos Tiene Nombre.

“Es irónico, es una guerra de armas estadounidenses contra armas estadounidenses. Los llamados criminales tienen más poder de fuego que los policías”, puntualizó.

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Shaw explicó que visitó Kenia el pasado noviembre y que muchas familias de los agentes desplegados en Haití cuestionan los motivos para que sus hijos mueran en un país que no conocen, donde ni siquiera se habla un idioma que puedan comprender. “Yo tengo 30 años estudiando Haití y el idioma créole y aún me cuesta. Imagínate para ellos”, reflexionó.

A su juicio, la crisis haitiana se ha agudizado a niveles nunca antes vistos, al punto que la vida cotidiana es casi inviable. En Cabo Haitiano —una de las pocas zonas fuera del control de las bandas armadas— la población también sufre los estragos del colapso económico y social.

“Hay hambre, mucha necesidad. La vida es muy cara. Mis amigos y colegas me dicen que lo primero en lo que piensan al levantarse es en cómo conseguir carbón para cocinar o qué ingredientes podrán encontrar para preparar algo de comida”, comentó Shaw, quien también ha denunciado un bloqueo financiero silencioso que afecta a las familias que intentan recibir remesas.

“Las filas son tan largas que hay que acampar dos días para poder cobrar, y muchas veces cuando llegan les dicen que no hay dinero”, agregó.

Una nación incomunicada y dividida

El investigador señaló que el país está prácticamente fragmentado en dos mitades.

“Los paramilitares controlan Puerto Príncipe y su expansión ha hecho imposible que el norte y el sur del país puedan conectarse. Un niño nacido en el sur no puede visitar a sus abuelos en el norte porque no puede cruzar por la capital”, explicó.

Shaw, quien ha vivido en Haití y ha seguido de cerca su evolución durante tres décadas, aseguró que jamás había visto una situación tan dramática.

“Esto es peor que cualquier momento de su historia reciente. Los propios haitianos lo comparan con la esclavitud. Todo va en declive. Profesores, estudiantes, personas que hace cinco años tenían una vida estable, hoy no saben si van a sobrevivir”.

Una guerra que no favorece a nadie

La intervención internacional, según Shaw, no ha logrado frenar la expansión del caos. Más bien, ha generado un efecto inverso: mayor militarización, mayor violencia y más desplazamiento.

“Ya hay 1.3 millones de personas damnificadas, refugiadas en escuelas que ya no funcionan como tal. La capital está destruida. No hay educación, no hay salud, no hay futuro. Es una guerra contra una población desarmada”.

Desde Cabo Haitiano, Shaw ha recorrido comunidades campesinas y barriales, y dice ver en ellas una lucha silenciosa por sobrevivir cada día.

“Haití es el país más malentendido del hemisferio. Su gente tiene una gran dignidad, talento y capacidad, pero están atrapados en una guerra que no es su culpa”.

La ocupación extranjera, sumada a la ocupación indirecta de las bandas, ha sumido al país en una “candela” —como dice Shaw— que no beneficiará a nadie en la región.

“Esta guerra solo generará más refugiados, que buscarán llegar a Las Bahamas, a la República Dominicana, a donde sea, porque no tendrán otro lugar al que huir”.

Finalmente, el investigador insistió en que lo más urgente no es enviar más soldados, sino detener el flujo de armas.

“Si los asesinos no tuvieran esas armas, no tendrían el poder que tienen. Haití no necesita más ocupaciones, necesita justicia, necesita humanidad”.

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Anyelo Mercedes

Es periodista y locutor. Cubre Congreso, Partidos Políticos y JCE.

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