Como dominicano amante de mi país y mi pueblo estoy obligado a desconfiar de la Junta Central Electoral y también a promover la participación electoral de mis hermanos. Puede parecer contradictorio, pero no lo es. Les explico.

No puedo confiar en una institución que haya mostrado tanto servilismo, conformada a conveniencia de quien la designó (el Senado del PLD).

Pero como amante que soy de la democracia, la paz y el desarrollo, estoy en el deber de promover que los dominicanos conscientes ejerzan su derecho al voto, para hacer frente al clientelismo y a la ignorancia fomentada desde el poder.

Nuestro país está mal. Pero no es cruzándonos de brazos que vamos a arreglarlo. Cuando hay un incendio los bomberos se meten en el fuego para salvar la casa. No podemos seguir mirando desde afuera como la corrupción consume nuestros valores.

Las condiciones no son las ideales, pero no es tiempo de buscar excusas para no hacer nada, sino de tomar acciones.

En mayo de 2020 habrá elecciones, y será esa Junta que las organizará. No podemos cambiar esa realidad, pero sÍ la manera en cómo participaremos.

Partidos políticos y candidatos debemos educar a nuestros votantes, así como formar delegados electorales leales e instruidos. La ciudadanía debe participar en los colegios electorales, siendo presidentes, secretarios, vocales, técnicos, etc.

Claro que no podemos confiar en la Junta Central Electoral, y es precisamente por eso que no podemos dejarle el camino libre para que hagan lo que quieran.

El fraude no se evita el día de las elecciones ni el clientelismo se combate en la boca de las urnas. Esa lucha debemos pelearla desde ya si queremos ganarla. Y les digo un secreto: no hay chance para la derrota, este país no aguanta más PLD. Así que pongámonos en eso.