Muchos mandatarios extranjeros han demorado en confirmar si acudirán a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, cuya antesala está dominada por un escándalo político y todo tipo de titulares negativos.

La presidenta Dilma Rousseff fue suspendida y encara un juicio político y ha dicho que tiene planes de acudir a la inauguración, lo que significa que podría estar junto con el presidente interino Michel Temer como rostros del país anfitrión.

Se había dicho que orían 100 jefes de estado el 5 de agosto pero eso no ha vuelto a ser mencionado.