Santo Domingo.-Los pobres son los que menos se benefician del incremento del empleo en el país, que también afecta con mayor severidad a las mujeres, jóvenes y grupos de menor escolaridad.
Según el estudio “Determinantes del desempleo en la República Dominicana: Dinámica temporal y microsimulaciones”, apenas un 17.7 % de los individuos de menos recursos serían empleados ante un eventual incremento de puestos laborales.
Más de la mitad de ellos verían una reducción en sus ingresos de acuerdo a los niveles pre-empleos. “Esto erosiona la capacidad de las políticas de empleo no focalizadas de reducir la pobreza”, indica la investigación realizada por el profesor universitario Nerys Federico Ramírez Mordán.
El informe, ganador del primer lugar en el concurso Biblioteca Juan Pablo Duarte, que realiza el Banco Central, afirma que las variaciones en el desempleo impactan significativamente el bienestar de las personas por medio de cambios en la incidencia y severidad de la pobreza.
Estima que esa condición sube en 0.19 puntos por cada punto porcentual de incremento en el nivel de desempleo, y esta situación empeora cuando sube la inflación y la informalidad.
Asimismo, verifica que el 74.6 % de las personas afectadas (que viven en hogares donde alguien perdió el empleo) ya eran pobres con anterioridad, lo que afecta la severidad pero no la incidencia de la pobreza.
De el restante 25.4 % afectado con desempleo, sólo el 7.4 % pasa a ser pobre.
Mujeres, más vulnerables
La investigación señala que la participación laboral creció de 36.7 % a 49.7 % entre 1995 y 2014, y las mujeres fueron las que tomaron mayor ventaja de eso, al aumentar su presencia laboral de 34.4 % a 40.3 %.
No obstante, este grupo continúa presentando mayor retardo de inserción laboral, menor longevidad y niveles más reducidos de participación, que cae precipitosamente entre los 30 y 40 años.
“Esto permite que en promedio las mujeres presenten menor experiencia acumulada”, indica.
Jóvenes y poco educados
Según Ramírez Mordán, los jóvenes también muestran mayor propensión al desempleo, especialmente entre 15 y 24 años. Posteriormente, las probabilidades se reducen hasta el grupo de 40 a 64 años, donde se registra un nuevo incremento. “Se estima que hay una reducción de las probabilidades de estar desempleado con cada año cumplido”, dice.
La escolaridad también mostró incidir simultáneamente en la participación laboral y las probabilidades de desempleo.
Los más educados mostraron mayor propensión a participar en el mercado y menores probabilidades de desempleo.