LA HABANA, Cuba.— La Plaza de la Revolución, que cada año congregaba a cientos de miles de cubanos para conmemorar el Día del Trabajador, estuvo vacía el viernes luego de que las autoridades suspendieron la marcha debido a la pandemia del nuevo coronavirus.
El tradicional desfile fue pospuesto y el gobierno pidió festejar en los hogares colgando banderas o pancartas alusivas que podían verse en los balcones de La Habana.
No sonaron los altavoces en las inmediaciones de la Plaza de la Revolución con consignas revolucionarias, no se escuchó el rumor de la multitud con sus banderas rojas ni se instalaron las tribunas que en días similares ocuparon los líderes de la revolución Fidel y Raúl Castro y más recientemente el actual presidente Miguel Díaz-Canel.
A las ocho de la mañana, en los centros de trabajo que no están bajo restricciones de aislamiento social como hospitales, oficinas de telecomunicaciones y de elaboración de alimentos, se cantó el himno nacional. También lo hicieron algunas personas desde sus ventanas.
“Mi casa es mi plaza”, repitió una y otra vez la televisión cubana que mostró parques y calles vacías a lo largo de toda la isla.
Varios automóviles con megáfonos reprodujeron “La Internacional” -el himno que suele acompañar la manifestación- y consignas socialistas por las calles principales de la capital, constató The Associated Press. Y en la Plaza de la Revolución se desplegó una gigantografía del fallecido líder Fidel Castro.
“Siempre se ha festejado el primero de mayo, pero bueno, hoy no pudo ser por el problema de la pandemia”, explicó a AP Niurka Aldama, una empleada de un hotel que se cubría con un barbijo, de uso obligatorio estas semanas.
Hasta ahora en la isla se han contabilizado 1.473 infectados y 64 fallecidos.
Los festejos por el primero de mayo son una de las efemérides más importantes de la isla, pero no es la primera vez que las circunstancias determinan su interrupción: en 1970 se celebraron en los campos de caña debido a una campaña de cosecha que se esperaba fuera récord y aportara recursos al país y en 1994 y 1995 se suspendieron debido a la crisis económica derivada de la caída de la Unión Soviética.
En Argentina, un centenar de militantes de izquierda se movilizaron al Obelisco, el emblemático monumento de la capital, pese a que desde el 20 de marzo rige una estricta cuarentena que prohíbe eventos con concentración de gente.
Guardando distancia de dos metros entre ellos y con tapabocas, los activistas portaban pancartas con la leyenda “Con hambre no hay cuarentena” y “Basta de despidos”, entre otras consignas.
Uno de manifestantes arengaba al resto con un megáfono: “Ole, olá, vení Alberto Fernández (por el presidente) vení a escuchar, no hay cuarentena si no hay para morfar (comer)”.
El coronavirus agravó la situación social de Argentina, donde en el segundo semestre de 2019 se reportó una pobreza de 35,5% y una desocupación 8,9% en el último cuatrimestre del año pasado.
Por la tarde está previsto que líderes de izquierda participen de un acto en conexión simultánea con dirigentes de otros 14 países de América Latina, Europa y Estados Unidos.
El diputado nacional Nicolás del Caño, uno de los que participará, expresó que “más que nunca queremos levantar bien fuerte la voz de la izquierda que es la única que pelea porque esta crisis no la pague una vez más el pueblo trabajador”.