Suelen ser muy feroces y agresivos los agentes policiales y de la Autoridad Metropolitana del Transporte con conductores que cometen infracciones de tránsito, como si fueran ellos los más correctos o a quienes la ley les permite violarla por su condición de actores de una autoridad que, en vez de seguridad, traduce terror.
Sin embargo, los miembros de la Amet violan las leyes andando en motores sin casco protector, no deberían subir por los elevados como frecuentemente lo hacen, sin que nadie se lo tome en cuenta, porque ellos sí pueden hacerlo.
El respeto empieza por la casa
En la población existe la posición de que los agentes del tránsito deberían predicar con el ejemplo y la casa debe ser puesta en orden para luego exigir a los demás ciudadanos por lo que han hecho mal.
Otra queja de la ciudadanía en contra de los Amet y los policías radica en que son selectivos cuando están en sus labores, puesto que hay vehículos a los que no detienen, aunque cometan infracciones en las vías.
Quienes andan en autos de lujo difícilmente son llamados a detenerse, porque los agentes corren el riesgo de pasar un mal momento, si se trata de un hijo o un amigo de un funcionario, dirigente político, de un coronel o un general.
Imprudencia
Nuevamente ha quedado evidenciada la imprudencia como muchos conductores de guaguas del transporte público se desplacen en las autopistas y carreteras sin importar la cantidad de personas que tienen bajo su responsabilidad y sin cumplir ninguna reglamentación.
Por eso fue el accidente de Azua en el que murieron nueve personas y hubo 5 heridos. Los mismos accidentados han externado su preocupación por la forma como se desplazan los conductores al margen de las leyes y sin la vigilancia ni supervisinón de autoridades competentes.
Aquí en la Capital
Igual situación ocurre con los conductores de las denominadas guaguas públicas, que se han convertido en un verdado peligro para la ciudadanía y los choferes.