Por más que se insista en la normalidad en la frontera, la verdad es que hay mucha tensión e incertidumbre en toda la zona limítrofe, que sigue bajo estricta vigilancia militar del lado dominicano ante cualquier percance.

Sin embargo, muchos haitianos se ven obligados a cruzar a esta parte del país para abastecerse de combustible y de otros alimentos ante la escasez, cada vez más grave, cuando las bandas armadas siguen con su práctica de terror mediante secuestros.

Desde Haití se reportó que 50 personas habrían sido raptadas por un grupo que pedía un rescate de 50 mil dólares. También los haitianos que se suplen de mercancías en el mercado fronterizo corren el peligro de ser despojados de sus pertenencias, hasta ser objeto de asesinato.

La queja permanente entre los dominicanos que habitan en la frontera radica en que sufren las mismas penurias que los haitianos, en vista de que las autoridades supuestamente restringen el suministro de combustible, inclusive afectando la producción agropecuaria.

Mientras que Estados Unidos admite que Haití no marcha por buen camino cuando insta a sus ciudadanos a abandonar a este país, ya que no se garantiza su integridad.