Con estatura de seis pies/tres pulgadas y peso aproximado a las 240 libras, no es difícil imaginar cómo Salvador Pérez es víctima constante de proyectiles al cuerpo, que van desde fouls que salen velozmente del madero de los artilleros y uno que otro palo por la cabeza.
Pero eso no es nada nuevo para Pérez, careta estelar de los Reales de Kansas City, que pese a las exigencias de su dura profesión es uno de los receptores más durables de la actualidad en el Béisbol de Lujo.
“Es que soy joven”, contestó el máscara de los Reales, en medio de una sonrisa, a una pregunta de Las Mayores.com. “Me entreno cada día con la ayuda del preparador físico. Tinas y más tinas de agua caliente.
Trabajo fuerte y gracias a Dios, por mantenerme saludable”, manifestó. Como si no le hubiera pasado nada, Pérez salió de nuevo a la batalla para el Juego 5 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana, pese a dos fuertes golpes recibidos en el partido previo, apenas unas horas antes, uno de ellos a la clavícula y otro a la mandíbula.
«Me dio un mareo cuando la pelota me pegó en el rostro», informó Pérez horas antes del quinto encuentro. «Creo que los golpes más fuertes para mi son los que vienen directamente a la cara. Por eso, a veces cuando hacen swing bajo un poquito la cabeza». Pérez sabe que ser grandote le convierte en una diana más accesible a los golpes.