A veces, por ser buenos, fomentamos el mal.
Doña Ligia Amada Melo, la ministro de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, prometió a doce estudiantes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo que intercederá ante el rector de la misma a favor de su reingreso a las aulas, como si no hubiese pasado nada.
Recordemos que esos doce individuos fueron recientemente expulsados de por vida de la citada universidad por haber protagonizado desórdenes mayúsculos dentro y fuera del campus, en reclamo de distintas conquistas que no viene al caso discutir ahora.
Esos sujetos no deben ser readmitidos. Hacerlo sería debilitar la institucionalidad que tanto anhelamos. Sería fomentar la impunidad. Sería alentar a otros para que hagan lo mismo, porque al fin y al cabo todo se arregla después con un padrino o madrina que interceda por ellos.
No se meta en eso, doña Ligia. Deje eso en manos de la UASD, y ojalá que el rector Mateo Aquino Febrillet no se ablande con el arrepentimiento de los pobres angelitos que prometen ser buenos de ahora en adelante.