Pepe Abreu, un defensor neto de los derechos de los trabajadores

SANTO DOMINGO.-Las injusticias en contra de sus compañeros de trabajo como el que le negaran el receso para comer o el pago de horas extras en una fábrica de dulces, y las persecuciones políticas por su militancia en el combativo Movimiento Popular Dominicano (MPD), que lo llevó a estar preso en La Victoria por tres años, despertaron en él su interés por la defensa de los derechos laborales y la libertad sindical.
Aunque se le conoce como Pepe Abreu, su verdadero nombre Rafael Francisco Abreu Polanco, nada tiene que ver con ese mote, que le dieron para encubrirlo y evitar los acechos políticos de que eran víctimas los jóvenes que estaban en contra del régimen del extinto presidente Joaquín Balaguer.
El hoy, reelegido cuatro veces presidente del Consejo Nacional de Unidad Sindical (SNUS), nació el 24 de mayo de 1951 en Tenares, provincia Hermanas Mirabal. Es el cuarto de una familia de ocho hijos formada por un agricultor y ama de casa.
Autodidacta
Alcanzó el octavo curso, pero ha leído más de 400 libros de política, economía, novelas y otros géneros, los cuales sigue releyendo. El hecho de que el “Código Trujillo” de Trabajo (1951) no se cumplía lo motivaron junto algunos contemporáneos a organizarse de forma clandestina para hacer valer los derechos de los trabajadores.
Fue así como Pepe se involucró en la Confederación Nacional de Unidad Sindical y más tarde en la Confederación Unitaria de Trabajadores (CTU) que datan de 1972 y de la fusión de estas surgió la CNUS, fruto de la etapa laboral que les tocó, que no consignaba derecho, sino que era una simulación.
Logros
Esas organizaciones los obligaron a buscar consenso para negociar acuerdos a favor de los trabajadores, logrando más adelante la Ley 16-92 (Código de Trabajo de la República Dominicana) vigente y proceso de modificación, que lleva más de 32 años y permitió negociar salarios y estar presente en la Seguridad Social.
A raíz de esas actividades, Pepe ha viajado más de 25 países y participado en incontables convenciones laborales, logrando dominio del tema para exigir prerrogativas a favor de la clase trabajadora y la confianza de representar a esta ante el Ministerio de Trabajo, el empresariado y otros sectores.
Sus inicios
Pepe inició su faena laboral en la Dulcera Dominicana Bolonotto, en Villa Consuelo, propiedad de unos italianos, a raíz de que su familia emigrara a la capital y se radicara en sector María Auxiliadora.
“Yo era uno de los operadores de las máquinas con que se llenaban las fundas de dulces, mentas, cocoa. Allí vi muchas injusticias, le negaban las horas extras a los trabajadores en determinadas circunstancias, a darles receso, la gente era cancelaba sin derecho y nosotros, un grupo de jóvenes con inquietudes políticas de izquierda, formamos un sindicato clandestino, hacíamos volantes protestando por las violaciones que se cometían”, narró.
Así fue como, profundizando más su compromiso, se afilió al MPD, que dirigía Maximiliano Gómez (padre de Guido Gómez Mazara), un partido aguerrido, de armas a tomar. Como fruto de las persecuciones en 1972, un buen día el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) llegó frente a la Dulcera Dominicana Bolonotto, donde lo atraparon en cuclillas cortando un cartón piedra. Fue arrestado y llevado a la Policía, y de ahí al penal de La Victoria.
Ahí estuvo tres años “bajo sombra”, la cárcel estaba llena de jóvenes por motivos diversos, lo malo que encontró en la prisión era que agarraban personas en redadas sin razón alguna.
“Eso hacía que la juventud rebelde se sublevara más; recuerdo que las crónicas de esa época eran desaparición, muerte, exilio… Balaguer decía claro, ‘son cuatro caminos: prisión, desaparición, exilio, muerte; y la menor es la prisión, pueden dar gracias que están vivos, aunque estén presos’”, rememora hoy sonriente Pepe.
Recordó que a su salida de la cárcel, la mamá le decía con frecuencia: “No inventes… te van a matar!… Ponte a trabajar”, fue así como fundaron la Central General de Trabajadores (CGT), que encabezó Julio de Peña Valdez y a raíz de su desaparición, la asumió.
Después siguió trabajando en empresas como Muebles Corona, M3 y otras industrias de Herrera; y ante las críticas internacionales sobre el régimen, Balaguer para aparentar que era democrático cedió un poco y con cierta presión permitió que se registrara la CGT.
