La consolidación de Pedernales como una opción fresca, nueva y diferente en la oferta turística dominicana puede tomarse un buen tiempo todavía, pero es importante que este proceso no deje de dar un paso adelante cada vez, no importa qué tan espaciado le parezca a quienes puedan creer que es posible, como en la leyenda de Aladino, frotar una lámpara y concretar un deseo.
Ayer el presidente Luis Abinader estuvo en la provincia, la más al sur del país, donde dejó inaugurada la segunda fase de las instalaciones de Port Cabo Rojo, un puerto con capacidad para recibir dos barcos tipo oasis y para el arribo de hasta 15,000 visitantes, de acuerdo con datos proporcionados desde el gobierno.
También inauguró un acueducto para el beneficio de miles de habitaciones a instalarse en el área turística.
La consolidación del turismo en Pedernales está llamada a provocar una cadena de necesidades y desafíos que deben ser atendidos con el mismo cuidado dispensado a las obras que harán posible la multiplicación de los ‘panes y de los peces’.
Entre estas necesidades están la disposición apropiada de la basura, los servicios de agua, energía eléctrica y el transporte de personas desde sus hogares hasta los lugares de trabajo y viceversa.
De entre los desafíos mencionamos tres que acaso sean parte de una realidad extendida a todo el país, particularmente en el entorno de los centros turísticos, pero que en Pedernales pueden ser sometidos a un cierto grado de control por el ritmo al que avanza su consolidación, por la baja densidad demográfica y por los vedados del entorno.
Entre estos están: seguridad, inmigración sin controles por la frontera y arrabalización de los que son hoy pequeñas comunidades.
Paso a paso, Pedernales puede consolidarse como un importante polo turístico y modelo de organización y concesión supervisada.