La llegada del primer crucero a Pedernales marca un antes y un después en la lucha contra la pobreza en el denominado Sur Profundo porque abre la puerta a la actividad turística a gran escala.
Lo de ayer fue sólo una muestra de lo que ocurrirá en la región cuando sean puestos en marcha los diversos proyectos destinados a crear un nuevo destino turístico en República Dominicana con características diferentes a los otros existentes y quizás sea el que mayor impacto tenga en el estilo de vida de una población en particular.
El botón que sirve de muestra no refleja ni lo más mínimo de lo mucho que puede hacer la actividad turística por esta región en la mejora de las condiciones socioeconómicas de las personas.
Los cruceristas que ayer llegaron a Pedernales fueron sólo un ensayo de lo beneficioso que puede llegar a ser esa simple actividad.
Cada crucerista que baja del barco suele gastar durante sus horas de estadía entre 100 y 200 dólares, pero el destino debe estar preparado para hacerlo consumir esos montos, que todavía no es el caso.
En condiciones óptimas esos cruceristas podrían estar gastando decenas de millones de pesos en un día en Pedernales y su entorno.
Esa es sólo una de las actividades turística que impacta en restaurantes locales, recuerdos, comercios, excursiones y servicios.
Pues imagínese lo que le espera a esa región cuando se encienda a toda capacidad la industria sin chimeneas y se sienta su efecto transversal en todos los sectores económicos locales y su impacto a escala nacional.
Este proyecto que tiene como centro Pedernales ha sido la mejor apuesta ejecutada hasta el momento para atacar la pobreza en el sur profundo.