Parece que el aburrimiento lleva a muchos policías de las patrullas motorizadas a ubicarse en cualquier esquina de una avenida a obligar a los conductores de vehículos privados a detenerse, en muchos de los casos para preguntar si es militar o sencillamente a pedir los documentos, en violación a las labores de la Autoridad Metropolitana de Transporte.
Otros, en cambio, ordenan a las personas detener la marcha de sus carros porque sospechan algo raro, cuando su deber es garantizar la seguridad ciudadana, ya que no realizan esta misión bajo la premisa de algún delito.