Por: Josefina Reynoso
Desde hace unas dos décadas hemos escuchado hablar sobre el patrullaje mixto. ¿Qué es, para qué sirve y cuáles son sus implicaciones?
Podemos decir que el patrullaje mixto implica la colaboración entre la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas de la República Dominicana, y que no es una estrategia nueva.
Se ha implementado de manera intermitente durante los últimos 20 años, apareciendo en momentos críticos y desapareciendo cuando las condiciones de seguridad parecen mejorar.
Sin embargo, en un contexto donde se reporta una disminución en la tasa de homicidios y una mejora general en ciertos indicadores de seguridad, surge la pregunta: ¿por qué activar nuevamente el patrullaje mixto?
Esta decisión parece una contradicción. Recordemos que su puesta en acción es facultad del presidente de la República, bajo el amparo del artículo 252 de la Constitución, que otorga al presidente la autoridad para ordenar la intervención de las Fuerzas Armadas en apoyo a la Policía en situaciones excepcionales.
La reciente decisión de implementar un nuevo plan de seguridad ciudadana, que incluye la intervención conjunta y coordinada en sectores que alteran la paz, plantea la necesidad de examinar qué se considera una amenaza real a la seguridad pública.
Es fundamental identificar cuáles son esos sectores que alteran la paz y determinar si la activación del patrullaje mixto es la respuesta adecuada en este contexto.
Es cierto que el patrullaje mixto puede ser visto como un remedio conocido, un antídoto necesario en situaciones de desborde de la violencia y la delincuencia.
Sin embargo, no es la solución definitiva al problema de la inseguridad. Aunque puede ofrecer un alivio temporal, no aborda las causas profundas que alimentan la violencia y la criminalidad en el país.
La historia reciente ha demostrado que intervenciones militares y policiales, por sí solas, no logran erradicar las raíces del problema, que a menudo se encuentran en factores socioeconómicos, falta de oportunidades y una educación deficiente.
Si estamos viendo mejoras en los índices de seguridad, es vital preguntarnos si la activación del patrullaje mixto es realmente necesaria o si, en cambio, deberíamos concentrar nuestros esfuerzos en políticas a largo plazo que aborden los problemas estructurales que generan inseguridad.
La confianza en las instituciones de seguridad se construye no solo a través de medidas visibles y reactivas, sino también mediante un enfoque proactivo que busque la prevención y el fortalecimiento de las comunidades.
Por lo tanto, la decisión de activar el patrullaje mixto debe ser cuidadosamente evaluada, considerando no solo la facultad del presidente, como se establece en el Artículo 252 de la Constitución, sino también la realidad actual de la seguridad en el país.
La lucha contra la delincuencia exige un enfoque integral que contemple tanto medidas de intervención como estrategias de desarrollo social que aborden las raíces del problema.
Es imperativo que las autoridades evalúen el impacto a largo plazo de estas decisiones, priorizando no solo la seguridad inmediata, sino también la construcción de un entorno donde la paz y la cohesión social puedan florecer.