Algunas personas padecen una o varias disfunciones sexuales y no lo comunican a su pareja por temor a ser juzgados o criticados, no teniendo en cuenta que si desde el inicio su pareja conoce la situación, la solución sería más rápida y efectiva.

Cuando no sucede así, no se tratan estas dificultades, pueden complicarse y entorpecer la rapidez de los resultados positivos.

Ejemplo, un hombre con eyaculación precoz que se mantiene mucho sin ayuda, podría posteriormente desarrollar una disfunción eréctil y viceversa, una mujer con disminución del deseo sexual podría luego desencadenar un trastorno del orgasmo y viceversa.

En la comunicación tanto cotidiana como sexual no se debe dar algo por sabido, hay que decirlo todo.
Algunos no se atreven a comunicar a sus parejas lo que sienten o desean por temor a hacerlo sentir mal o callan la situación porque se culpan del trastorno del otro.

Nadie debe asumir que el otro sabe lo que quiere o siente, lo que le molesta. Cuando un miembro de la pareja presente una dificultad, el otro debe manifestarle comprensión.

No siempre estamos en disposición de tener deseo de intimidad sexual, la mujer tener orgasmo, el hombre una magnifica erección o retardar la eyaculación.

Cuando el trastorno sexual está presente antes de comenzar la vida sexual o si se presenta luego, la información a la pareja debe ser inmediata, franca y respetuosa, recomendando que el receptor no juzgue ni critique, buscando la solución entre ambos.
La comunicación sexual debe ser franca y respetuosa.