Si una de las partes empieza a perder la ilusión, a no disfrutar nada del tiempo compartido, puede suceder que la persona sufra una crisis de pareja o personal que llegue a desembocar en la ruptura.
A menudo, cuando alguien decide romper su relación amorosa con otra persona, se considera que sufrirá menos que la otra parte. Sin embargo, esto no es siempre así.
La psicóloga Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen, en una entrevista concedida a EFEsalud, nos lo explica y ofrece consejos para abordar una ruptura desde las dos situaciones posibles.
¿Verdaderamente sufre menos quien deja que quien es dejado?
La experta indica que, si bien no tiene por qué sufrir menos la persona que deja que la que es dejada, sí sufren de distinta forma.
«Se sufre de manera diferente porque se tienen que enfrentar a situaciones muy distintas. Hay algunos sentimientos comunes, como el dolor o la pérdida, pero la persona dejada tendrá mucho miedo a rehacer su vida (…) y se tiene que enfrentar también a lo que es el rechazo», expone la psicóloga.
Pilar Conde recuerda el impacto que tiene el camino de la ruptura del «responsable» de la misma. Vivir con dudas constantes hace mella en la conciencia de la persona y puede desembocar en un malestar generalizado o un gran sentimiento de culpa.
También cabe señalar que existen relaciones cuyos vínculos estaban muy deteriorados y se deseaba salir de ahí. Aún así, en la mayoría de los casos, tras una ruptura, habrá que gestionar los sentimientos que se generen.
La importancia de la claridad
Si somos nosotros los que queremos dejar una relación, la psicóloga nos recomienda ser claros y concisos y no dejar espacio para las dudas: «Depende de cada circunstancia, pero al final es súper importante que la persona dejada reciba el mensaje lo suficientemente claro», expone Conde.
«También debe estar justificado dentro de las circunstancias. Por ejemplo, decir que nos hemos enamorado de otra persona puede doler y puede enfadar, pero también te va a ayudar a comprender mejor qué es lo que ha pasado», explica.
«El objetivo, por tanto, es dar la información que se considere suficiente para poder ayudar al otro a aceptar la nueva situación y a superarla, porque hay mucha gente que se queda anclado en el por qué. Hay veces que la razón es tan sencilla como que ya no quieren compartir una vida contigo y, aunque cueste entender eso, aceptar la situación nos ayudará a superar la ruptura (…) Así que el mensaje debe quedar claro, debe entender la persona que es un adiós de verdad y no dejar espacio a la ambigüedad», argumenta.
¿Contacto cero?
El contacto cero es una de las recomendaciones más comunes ante una ruptura de pareja. Sin embargo, Pilar Conde explica que su efectividad dependerá de cada situación.
En las relaciones en las que, además de cierta dependencia emocional, encontramos hijos, una casa común… es más complicado cortar la comunicación de golpe, pero el mensaje debe quedar lo suficientemente claro para que la persona dejada no tenga esperanzas o cree expectativas si no son auténticas.
«Cuando hay un hijo de por medio es muy importante que quede claro en qué momentos vamos a contactar para que no sea un constante mirar WhatsApp. A la persona que es dejada recibir continuamente mensajes le dificulta superar ese proceso de ruptura. Así que se suele trabajar esto y se recomienda, por ejemplo, que negocien hacer simplemente un resumen al final del día. Además mejor por mail que por mensaje, ya que así tiene que abrirlo y no es tan directo», señala la psicóloga.
¿Qué papel juega la terapia en una ruptura de pareja?
La terapia, señala Conde, «es muy recomendable en cualquier proceso de ruptura significativo». Además, dependiendo también del perfil de la persona y de su situación, será bueno que acuda a terapia incluso durante la relación.
«Imagina una persona con dependencia emocional que deja una relación porque sabe que la otra persona no es para él o para ella. Aunque deja la relación de manera muy consciente, en el transcurso de encontrar a otra persona, va a tener necesidad de volver a lo anterior para cubrir sus propias necesidades emocionales. Aquí sería fundamental, por ejemplo, iniciar un proceso terapéutico», indica la especialista.
Sinceridad
La sinceridad, tal como se trabaja en la terapia de pareja, es la herramienta para salir de ese punto muerto. Hay que saber escuchar y poner nombre a lo que sentimos y a nuestros pensamientos.
La psicóloga alerta de que esto puede resultar bastante doloroso al inicio, pero ayudará a aceptar la situación por ambas partes, además de facilitar el mantenimiento de una relación de otro tipo en el futuro.
«Afrontar lo que sucede es la mejor manera de respetarse a sí mismo y también al otro. Si la ruptura, por el contrario, se ve envuelta en engaños y manipulaciones, retrasa el afrontamiento y, aunque mitiga el dolor inicial, dificulta las relaciones a medio y largo plazo», finalizan los expertos de Clínicas Origen.
Consejos ante una ruptura
Además de acudir a terapia y ser sinceros con la otra parte, Pilar Conde nos deja los siguientes consejos para que la ruptura de pareja sea lo menos lesiva:
- Ser honestos y claros en el mensaje.
- Entender que la otra persona necesita tiempo para asimilar el cambio, por lo que es probable que busque explicaciones a lo sucedido. Si las hay, será saludable que las conozca. Es el primer paso para la aceptación y, en el caso de que el motivo tenga que ver con que ya no se quiere a esa persona para continuar el proyecto de vida, explicárselo, con cariño pero con firmeza.
- Disminuir el contacto en la medida de lo posible hasta que ambos hayan aceptado la situación. Acordar bien los contactos tras las separación y revisarlos para que ambos puedan aceptar y procesar la ruptura.
- Aunque tengamos dudas tras la ruptura, no debemos trasladarlas a la expareja si no tenemos claro que queremos volver con esa persona.
- Permitirnos sentir la tristeza y la pena de la ruptura y las pérdidas asociadas a la misma. Al final, es un proceso de duelo.
- No olvidar nuestro autocuidado. Siempre es positivo continuar con el ocio, las relaciones sociales y todo lo que nos produzca bienestar. No debemos dejar de cuidarnos y de atender nuestras necesidades.