Los disparos al aire y los fuegos artificiales tienen su temporada alta en los días de Navidad y Año Nuevo, pero ambos tienen una larga y triste historia detrás.
Durante algún tiempo los cartuchos para fuegos artificiales eran vendidos en las aceras de la Capital como es vendido todavía el cerdo asado, pero contrario a este último, con efectos secundarios que pueden ser contrarrestados con algunas prevenciones en las cocinas de cada comprador, el de los fuegos de artificio, usados entonces con profusión la noche del 31 de diciembre, le costaba órganos, miembros y hasta la vida a niños y adultos desde los puestos de venta hasta el momento de la manipulación para hacerlos estallar.
Todavía los venden
Y aunque parecía un negocio del pasado, eso de la venta sin control y su manipulación por cualquiera, el Ministerio de Interior y Policía acaba de informar que se incautó material pirotécnico que estaba siendo comercializado en Santiago de manera ilegal.
Ojalá revisen por todas partes, porque los venden en los colmados. Así sólo habrá que cuidarse de los pistoleros.