La campaña electoral da la impresión de que pesa sobre el ritmo de los casos de corrupción que se encuentran en los tribunales.
Llama la atención la forma en que avanzaban la mayoría de estos expedientes y las dificultades que han empezado a confrontar, con incidentes que no cesan y posposiciones.
La política no conoce de impermeabilizantes, lo penetra todo y a nadie debe de causarle extrañeza que pueda estar teniendo efectos sobre el desenvolvimiento de los tribunales a donde han ido a dar estos expedientes tan cargados.
Muy difícil
Y claro, cualquiera en las condiciones de aprovechar una situación favorable y con las condiciones para hacerlo no la dejaría pasar.
En realidad lo único que se puede hacer es conseguir un avance lento de estos procesos, porque hay demasiados ojos mirando.