Nueva York.- La constante irrupción de teléfonos móviles nuevos con ofertas espectaculares (íreciba HDTV gratis cuando active el aparato!) y las frecuentes actualizaciones de software que hacen que su aparato viejo funcione más lentamente incentivan a la gente a comprar el aparato más reciente.
Pero no todos caen en esa tentación. Zak Sommerfield es uno de ellos. Analista de software de 35 años en Nueva York, Sommerfield sigue usando el mismo LG Delight plegable que compró hace cinco años, por más que sus amigos y compañeros de trabajo se burlen de él.
“Odio los teléfonos de usos múltiples, se apoderan de tu vida y hacen que estés mirándolos todo el tiempo”, explicó. “Quisiera poder usar este teléfono para siempre”.
La gente como Sommerfield no abunda. Más del 90% de los usuarios de teléfonos de usos múltiples cambian de modelo cada dos años, según Ramón Llamas, que estudia esta industria para la firma investigadora IDC.
Un pequeño porcentaje, sin embargo, sigue apegado a sus aparatos viejos. Sus razones son variadas. Algunos resisten la tendencia hacia pantallas cada vez más grandes.
A otros simplemente no les interesan los últimos avances y no ven razón alguna para gastar cientos de dólares cuando sus teléfonos actuales funcionan bien.
“Igual que con las computadoras personales y las tabletas, el tiempo de vida de estos aparatos se está extendiendo”, comentó Bob O’Donnell, jefe de analistas de Technalysis Research. Todos los clientes cuentan.
La venta de teléfonos multiusos está declinando, sobre todo en mercados industrializados como el de Estados Unidos, donde casi todas las personas que quieren un teléfono multiusos ya tiene uno.
IDC pronostica un aumento del 10% en las ventas de estos teléfonos a nivel mundial este año, comparado con el 27% del 2014.
Algunos fabricantes apuntan a los mercados emergentes, pero muchos de esos clientes pueden adquirir solamente aparatos baratos, que no son tan rentables.
Para seguir generando dividendos con aparatos avanzados, Apple, Samsung y otras empresas mejoran periódicamente sus teléfonos.
En sus últimos iPhone, Apple lanzó un programa que permite cambiar el aparato todos los años. Sprint y T-Mobile ofrecen también opciones que contemplan cambios anuales de iPhone, pero el paso dado por Apple pone más presión sobre los operadores.
Estos dependen de cambios periódicos de teléfonos para conservar sus clientes y venderles más servicios, incluidos más planes de almacenamiento.
Dado que los clientes generalmente renuevan sus teléfonos cada dos o tres años, ese es un “momento importante” para los operadores, señaló el analista de FBR Daniel Ives.
Para alentar la compra de teléfonos nuevos, los fabricantes incorporan el hardware más moderno. Los últimos iPhone cuentan con mejores cámaras y mejores sensores en las pantallas, que facilitan el funcionamiento del teléfono.
Samsung fue muy elogiada al lanzar pantallas curvas que parecen desbordarse, como una cascada. Los teléfonos reciben nuevo software todos los años y numerosas aplicaciones requieren los últimos avances.
Por más de que muchos aparatos viejos están en condiciones de incorporar el último software, pierden velocidad y con frecuencia no pueden hacer funcionar los servicios nuevos.
El director ejecutivo de Sprint Marcelo Claure sostiene que disponer del último modelo es vital para mucha gente. “Los teléfonos son la posesión personal más valiosa que tenemos”, sostuvo Claure en una entrevista.
“Usamos nuestros teléfonos para grabar los recuerdos de nuestras vidas”. O’Donnell, de Technalysis, no obstante, cree que la tecnología de los teléfonos multiusos “está llegando a la cima de una curva” y que cada modelo nuevo trae novedades menores y mejorías en lo ya conocido más que innovaciones verdaderas `que hay que tener’.
“Me parece un poco ridículo desprenderse de un teléfono que funciona perfectamente por otro nuevo que es apenas diferente”, manifestó Kelsey Scott, de 25 años, de Hutchinson, Kansas, quien tiene un iPhone 5S del 2013 y no planea cambiarlo por uno más nuevo.
Si bien mucha gente compró un aparato nuevo el año pasado cuando Apple lanzó el iPhone más grande, equiparando lo que Samsung tiene desde hace tiempo, mucha gente sigue prefiriendo los aparatos más pequeños. Apple aun vende el iPhone 5S, con tecnología de hace dos años.
Brett Shoemaker, de 22 años, de Hattiesburg, Mississippi, acostumbraba a comprar todo modelo nuevo que aparecía, pero dejó de hacerlo en el 2012, cuando adquirió un iPhone 5.
Los fabricantes “quieren forzarnos a comprar pantallas más grandes si queremos la última tecnología”. Afirmó que está considerando la posibilidad de “no volver a comprar un teléfono nuevo jamás”. E incluso de conseguirse un BlackBerry, agregó en tono de broma.
“Añoro los viejos tiempos en que teníamos una línea fija y una cuenta mensual baja”, expresó Mary Reichard, periodista de 52 años de Springfield, Missouri, quien dice que teme perder todo lo que tiene en su viejo iPhone 4s si cambia el aparato.
“La tecnología no es lo mío”, admite. Y hay quienes se encariñan demasiado con sus teléfonos y no quieren desprenderse de ellos. Como William Hurst, un estudiante de 22 años de Portland, Oregon, quien tiene desde hace tres años un iPhone 5.
Le tiene cariño incluso a una marca de cuando se le cayó en un concierto y a una tecla que no funciona bien. “Este teléfono es parte de mí”, expresó.