CIUDAD DE PANAMÁ.— El papa Francisco lleva el viernes la Jornada Mundial de la Juventud a menores infractores en Panamá que no pueden participar en el festival de fe de la Iglesia Católica, en su primer contacto con la periferia que el pontífice tanto pregona.
Francisco celebrará una misa especial en el centro de detenciones Las Garzas, el principal penal juvenil de Panamá.
El papa argentino escuchará confesiones de los reclusos en confesionarios que los propios detenidos construyeron. Es todo parte de la convicción del papa de que los prisioneros merecen la misma dignidad que el resto de las personas — además de esperanza.
Desde la madrugada, varias personas se apostaron en un tramo que el papa recorrerá en papamóvil hasta el centro carcelario y que le permitirá tener un contacto con una de las zonas pobres de las afueras de la capital de este país centroamericano con el canal interoceánico y con el mayor crecimiento económico en América Latina en la última década.
Una multitud gritaba y levantaba banderas de la jornada cuando el papa hizo la transición de un auto sedan cerrado al papamóvil.
Allí, en ese punto a la entrada de Las Garzas, el papa se detuvo y saludó a la gente. “No puedo creerlo, el papa visitándonos aquí», dijo Margarita Castillo, una jubilada de 71 años. “íQue venga también a vernos los que no podemos ir a la capital! íGracias papa!», agregó, llorando.
Desde el papamóvil el papa podrá ver a un sector del este panameño con casas de zinc y madera destartaladas. Francisco comenzó el jueves su primer día completo en Panamá con un mensaje de esperanza, dando la bienvenida a decenas de miles de peregrinos a la Jornada Mundial de la Juventud en un acto en la capital.
Los llamó a construir puentes y no “muros que sembrando miedos buscan dividir y abroquelar a la gente», en una clara referencia al muro que el presidente estadounidense Donald Trump quiere construir en la frontera con México.
Previamente en el día, en comentarios al presidente Juan Carlos Varela, advirtió que los jóvenes están demandando cada vez más que los funcionarios públicos lleven vidas honestas que sean coherentes con los puestos que se les han confiado.
Transparencia Internacional estima que hasta 1% del Producto Interno Bruto de Panamá — aproximadamente 600 millones de dólares — pudieran haberse perdido en varios esquemas de corrupción durante el gobierno del presidente Ricardo Martinelli del 2009 al 2014.
Martinelli fue extraditado a Panamá de Estados Unidos el año pasado para enfrentar cargos de malversación y espionaje político. Además, dos hijos de Martinelli han sido detenidos en Estados Unidos y enfrentan cargos de corrupción en Panamá.
Se sospecha que recibieron más de 50 millones en “pagos indebidos» del gigante de construcción brasileño Odebrecht, que está en el centro de uno de los mayores escándalos de corrupción en la historia.