¿Será que el feminicidio se ha vuelto viral? o ¿será que la locura se está adueñando de la cordura de muchos hombres? No sé si es pandemia o locura, pero tantas muertes de mujeres en manos de sus parejas pareciera un sueño de horror o pesadilla, de esas en las que nos despertamos, volvemos a dormir y la agarramos justo en el momento en que la dejamos al abrir los ojos sobresaltados… y así nos pasamos la noche, con miedo a cerrarlos y regresar al terror que nos despertó.
Estadísticamente hablando, cada cuatro días un hombre mata a una mujer, como dicen mis hijos, “como que na e’ na”…
Cabezas en donde jalar un gatillo, apuñalar el cuerpo de un ser humano, propiciar palizas o matar a sus propios hijos y también matarse son acciones tan normales como tomarse un café o beber un trago de alcohol…
¡Cuánto loco anda suelto en la calle!, sin seguro ni control, donde lo lamentable del caso es que, aunque dan señales de locura, pocas mujeres nos detenemos a identificarlas o tal vez entendemos como normales conductas como los celos, la falta de respeto, el control de lo que gastamos, hacemos y decimos, y así la lista de esos comportamientos que deben hacer “click” en nuestro cerebro para identificar a un agresor y asesino en potencia es inmensa.
Y, como la balanza no está completamente a la derecha ni a la izquierda, también está la malsana creencia de los hombres que piensan que la mujer es una propiedad.
¿Qué educación ha recibido ese neandertal para creer que puede decidir si vive o muere una mujer? El problema no es de forma, es de fondo… y ahí debemos trabajar, para que el #niunamas sea una realidad y las cifras actuales de feminicidio se conviertan en un cuento de horror para asustar a las futuras generaciones… tal vez si pusiéramos más énfasis en cómo educamos el panorama pudiera ser menos sombrío.