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Pan y circo

Lady Reyes Por Lady Reyes
Lady Reyes
Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

La semana pasada, en el editorial de www.encuentrosinteractivos.do, destacaba la tendencia de los medios, periodistas o comunicadores, a ceder ante la tentación del sensacionalismo para enganchar a las audiencias, subrayando la delgada línea que separa la divulgación de noticias de interés público y la explotación de la vida privada de las personas, sean figuras públicas o no, que considero un dilema ético crucial.

Aunque no lo veamos así, es preocupante observar cómo se priorizan contenidos que apelan al morbo con el objetivo de captar la atención y generar tráfico.

Esta práctica, además de vulnerar la privacidad y dignidad de los involucrados, contribuye a una cultura que normaliza la invasión de la intimidad ajena.

Sé que esto no es un fenómeno nuevo. Desde la antigua Roma, la estrategia de ‘pan y circo’ se ha utilizado para distraer a las masas de los verdaderos problemas sociales mediante el entretenimiento vacío y la exposición pública de la desgracia ajena.

Hoy en día, los grandes espectáculos de gladiadores han sido reemplazados por titulares escandalosos, filtraciones de la vida privada y sobreexposición de figuras públicas.

A veces ni siquiera hay una trama oculta, es simplemente que nos entretiene más los “casos de la vida real” que las películas de ficción. Todos tenemos una opinión y todos queremos compartirla, dar consejos y hasta juzgar y condenar los errores ajenos.

Es imperativo que los profesionales de la comunicación, los creadores de contenido y los consumidores de información reflexionemos sobre las consecuencias de alimentar esta cultura del morbo.

El periodismo debe centrarse en su misión fundamental: informar con veracidad, pertinencia y respeto, evitando caer en la explotación de aspectos sensacionalistas que poco aportan al bienestar social.

Alentemos un consumo mediático más consciente y crítico, que valore la integridad y la ética informativa, y rechacemos la difusión de contenidos que, bajo la apariencia de noticias, sólo buscan satisfacer una curiosidad malsana a expensas de la dignidad humana.

Si realmente queremos un periodismo comprometido con la verdad y el bien común, debemos exigir información que enriquezca y no simples espectáculos diseñados para distraernos.

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