Después de varios años de misión en su patria natal España, ha retornado al país el Padre Juan Linares, sacerdote salesiano misionero que ha entregado su vida en bien de los jóvenes de este país.
Su retorno coincide con la conmemoración de sus 50 años de sacerdocio que han sido de entrega generosa y fructífera.
La vida y el sacerdocio de Juan Linares han sido un don de Dios para esta nación. Él ha dejado grandes huellas en miles de jóvenes que han pasado por los centros juveniles y las escuelas salesianas que han sido marcados por su ejemplo, sus consejos oportunos, su presencia cercana, su alegría y su sonrisa contagiosa.
El cariño y la acogida de Linares a los jóvenes necesitados son la viva expresión del espíritu de Don Bosco que se expresa en la frase: “me basta que sean jóvenes para amarlos”.
Si hacemos inventario de los grandes hombres y mujeres que han aportado al desarrollo de este país, en ese listado no puede faltar el Padre Juan Linares. Su liderazgo visionario ha impactado de forma significativa en la reducción de la marginalidad y la vulnerabilidad. Gracias a sus intervenciones tenemos hoy menos delincuentes en las calles y más ciudadanos honrados.
Unos de los frutos más importantes de la vocación de Linares ha sido el proyecto Muchachos con Don Bosco, destinado a rescatar a niños y adolescentes en situaciones de riesgo social con una red de 12 Centros de Atención que, desde la prevención y el acompañamiento ofrecen intervenciones sociales desde las dimensiones de educación, salud, economía y apoyo sicológico y familiar.
Esta iniciativa, que ha ha sido reconocida al nivel nacional e internacional, se ha convertido en un emblema de la acción salesiana en República Dominicana en las últimas décadas.
Juan Linares es un ejemplo para todos y todas. Es un testimonio del compromiso de los salesianos y de la iglesia con los más pobres. Que su sacerdocio y su vida sigan dando frutos de buenas obras y nos inspiren a lo mejor. Felicidades, Linares!