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Oscuras situaciones y complejas perspectivas…

Roberto Marcallé Abreu
📷 Roberto Marcallé Abreu

Quien realiza el esfuerzo por mantenerse legítimamente informado, consciente y con los ojos abiertos en un mundo y una realidad que en todas partes se nos figuran desbordados de complejidades en algunos casos y en otros de actitudes sobradamente irracionales y sombrías, debe poseer motivaciones de sobra para vislumbrar y hasta preocuparse por presunciones y graves vaticinios de gente muy bien informada cuyas manifestaciones parecen oscilar como un péndulo sobre un estado de cosas sobre un mundo y una humanidad que se debaten en un contexto de irracionalidad y desconcierto hasta extremos oscuramente peligrosos.

Quizás por estas realidades extremas, muchas de las cuales vislumbramos o conocemos sólo escuetamente, se nos advierte en el libro sagrado que “no hay nada nuevo bajo el sol”.

Lo que el pensador francés André Malraux calificaba como “la condición humana”, la diversidad, sus hábitos y costumbres, la ira e inconformidad generalizados, el desencuentro en los ámbitos del poder, la irracionalidad y la incomprensión que son parte importante de nuestras vidas y que se nos presentan de manera tan perturbadora como irreductible…

Por doquier se escuchan clamores y consignas de confrontación, guerra y exterminio para los que el ser humano se ha preparado peligrosamente.

El mundo y la humanidad coexisten en una situación de grave riesgo a consecuencia de las ambiciones, los apetitos, las irracionalidades, las malquerencias… estos que vivimos son tiempos en los que predomina el absurdo, el desbordamiento, la irracionalidad y sus peores manifestaciones.

Y, vistas las capacidades tecnológicas existentes y el grave encono de las disputas, con harta frecuencia oscuros y aterradores presentimientos se entronizan en muchos seres vivos.

La pregunta obligada es: ¿hacia dónde nos encaminamos? ¿Hasta dónde son reales y pueden desatarse estos peligros que tanto tememos?

Si algo de verdad me aterra es que uno percibe que en algunos ámbitos de grave responsabilidad ciudadana no predomina una idea definida de cuanto ocurre y la necesidad de crear opciones y alternativas válidas.

Hablamos de situaciones estremecedoras que, para muchos carecen de importancia. Me atrevo a adelantar, desde mi escueto nivel de información y de percepción, que la humanidad atraviesa situaciones tan temibles como estremecedoras.

Y que ahora, más que en cualquier otro momento, es preciso permanecer como sugería el título de una película de un genio de la modernidad “con los ojos bien abiertos”, en procura de proceder con espíritu previsor frente a situaciones de una trascendencia realmente estremecedora.

Es por razones de esta naturaleza que aspiro a la celebración de encuentros, consultas y hasta vaticinios previsores.

Estas son ideas escuetas, pero meditadas, producto de muchas lecturas y consultas. Nadie quiere figurar como profeta de oscuros vaticinios.

Procuro, desde una postura en extremo previsora, situar frente a todos y cada uno de nosotros eventualidades cuyas variables son parte de las preocupaciones más sentidas de ámbitos de pensamiento en los que una actitud precautoria ocupa un lugar creciente, en un mundo en el que se conjugan variables y realidades que deberían ser objeto de nuestro mayor preocupación si es que colocamos en primer término lo que damos en llamar el interés colectivo o ciudadano y a la humanidad en su conjunto.

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