Optimismo en la tragedia

Optimismo en la tragedia

<P>Optimismo en la tragedia</P>

No se me tilde de insensible o indiferente, pero de repente vislumbro, en medio de los dantescos cuadros de terror y sufrimiento que golpean al sufrido pueblo haitiano, algunos rayos de esperanza que me infunden optimismo.
Esos signos esperanzadores provienen de importantes anuncios, y más que anuncios, acciones concretas, como las relativas a la celebración de una cumbre mundial para el auxilio de Haití, que tanto lo ha demandado antes sin que se le pusiera la debida atención. Esta cumbre, por conveniencias de proximidad geográfica, tendrá lugar en la República Dominicana y ya desde hoy habrá reuniones preliminares en Santo Domingo en ese sentido.
Otros signos alentadores son la presencia en Puerto Príncipe de personalidades tales como el secretario general de las Naciones Unidas, la señora Hillary Clinton, funcionarios topes de los diversos organismos internaciones y miles de soldados, técnicos y voluntarios civiles que trabajan ininterrumpidamente en la remoción de escombros y atenciones a los sobrevivientes.
Dejo para último la mención de la solidaridad dominicana, porque es la más significativa y nos recuerda la parábola de Jesús cuando dijo que era más importante el donativo de una pobre mujer que daba los únicos cinco centavos que tenía, que el de un rico millonario que regalaba la mitad de su fortuna. Los dominicanos, aparte de la importante ayuda material que estamos ofreciendo a costa de desatender nuestros propios problemas, lo hacemos de corazón, con un profundo sentido de fraternidad y solidaridad que nadie discute.
¡Atrás el pesimismo! No me cabe la menor duda de que Haití resurgirá con el esfuerzo de sus hijos y el apoyo de la comunidad mundial, especialmente de sus hermanos históricos y geográficos dominicanos.



El Día

Periódico independiente.

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