El Gobierno luce inconforme cuando la prensa no reporta con entusiasmo sus logros en el turismo, la inversión extranjera directa y la elogiada prudencia de las autoridades monetarias ante las graves incertidumbres internacionales.
Por eso quizás deba celebrar que, pese a repetir las observaciones del CREES y la Fundación de Andy sobre las necesidad de reorientar el gasto público, el FMI acaba de augurar una recuperación del crecimiento con un pronóstico de 5% para el 2026.
Hay optimismo por el crecimiento de las exportaciones, facilidades de crédito bancario para la empresa privada y la disminución de los riesgos de orígenes externos, que el FMI estima que pueden ser superados satisfactoriamente.
Al cerrar 2025 se espera que el déficit de cuenta corriente en el presupuesto del Estado disminuya a menos del 2.5% del PIB y también la inflación interanual está prevista a no pasar de 3.7%.
Quizás la mejor noticia es que al parecer el Gobierno ha expresado al FMI que el déficit y la deuda deberán comenzar a reducirse gradualmente por una reducción de las pérdidas y los subsidios del sector eléctrico. Esto permitirá incrementar las inversiones del Gobierno en obras de infraestructura.
Que todo esto no sea reportado con admiración ni encomios por la prensa es menos preocupante que la sobrestimación de la importancia de los medios en la formación de la opinión pública.
Para celebrar, ante las expectativas por las tensiones geopolíticas y militares de la región, si yo fuera Luis me paso parte del fin de semana abrazando gente en barrios y campos, reforzando los vínculos emocionales que lo llevaron a la presidencia.