NACIONES UNIDAS — Cerca del 60% de la capital de Haití está bajo el control de pandillas cuya violencia y ataques sexuales han causado que miles de personas huyan de sus hogares, dijo el jueves Ulrika Richardson, coordinadora de asuntos humanitarios de la ONU para la nación caribeña.
Richardson señaló que casi 20.000 personas de la capital se enfrentan a “condiciones catastróficas similares a la hambruna” en momentos en que un brote de cólera se extiende por Haití.
La funcionaria describió un sombrío panorama en un país en crisis en el que la mitad de su población necesita de asistencia alimentaria urgente y el número de muertes por cólera ha aumentado a 283.
Añadió que desde el 2 de octubre cerca de 12.000 personas han sido hospitalizadas a causa de la enfermedad y actualmente hay más de 14.000 casos sospechosos de cólera en ocho de las 10 regiones del país.
Richardson indicó que 19.000 de los 20.000 haitianos que enfrentan condiciones de hambruna se encuentran en la capital Puerto Príncipe, principalmente en el barrio de Cite Soleil, el cual es controlado por las pandillas.
La funcionaria afirmó que la inseguridad ha provocado “desplazamientos masivos”, particularmente en la capital, donde 155.000 personas han huido de sus hogares.
En conferencia de prensa señaló que las pandillas están utilizando “niveles muy aterradores de violencia sexual como arma” para mantener a la población bajo control, infundir miedo y castigar. Richardson comentó que las batallas territoriales entre pandillas y sus acciones criminales están destrozando a la sociedad y aumentando la inseguridad.
La inestabilidad política ha ido en aumento en el país desde el asesinato aún sin resolver del presidente Jovenel Moïse en julio del año pasado, luego de que el mandatario enfrentara protestas en las que se exigía su renuncia por cargos de corrupción en su contra.
La vida diaria en Haití comenzó a salirse de control en septiembre, apenas horas después de que el primer ministro Ariel Henry anunció que se eliminarían los subsidios a la gasolina, disparando los precios al doble.
Una pandilla encabezada por Jimmy “Barbecue” Cherizier, un exagente de policía, bloqueó el paso a la terminal de combustible de Varreux, desatando una crisis.
El Consejo de Seguridad de la ONU impuso sanciones contra Cherizier el 21 de octubre y éste anunció el 6 de noviembre que su federación de pandillas G9 retiraría el bloqueo. Pero Richardson señaló que a pesar de la disponibilidad de combustible, la situación humanitaria, de seguridad y política está empeorando, y declaró que “todo el mundo es afectado por la violencia“.