
Ayer concluí mi columna resaltando que el sagaz Euclides advirtió a sus socios del PLD que si perdían las elecciones de 2020 todos irían presos para responder ante la Justicia por sus desmanes.
Comparar aquello con las denuncias actuales puede ser injusto, porque se sabía poco públicamente de las barbaridades de los hermanos, cuñado, allegados y funcionarios de Danilo.
Y ahora, en cambio, hay procesos en curso o en instrucción de varios gordos casos actuales, lo que nunca hizo el PLD. Quizá al fallido Penco, aparte de sí mismo, más que las denuncias del PRM lo afectó la división del PLD al Leonel comprar un partiducho marxista y crear su FUPU. Tengo la esperanza bien fundada, por creer que he podido constatar la brújula moral de Luis, de que su afirmación de que tiene “amigos pero no socios” es más que una simple declaración.
El evidente descreimiento del público puede deberse a la lentitud e ineficacia selectiva del Ministerio Publico, que tras cinco años de lawfare puede mostrar más titulares filtrados que condenas ejemplares. Su imagen y la prensa obsesionan a este Gobierno.
Sin embargo, a favor suyo está el hecho de recuperar casi RD$3,000 millones de los malandros enjuiciados, sin precedentes en nuestra Justicia. Tristemente, imputar corrupción es usado como hipócrita ariete por todos los opositores al Gobierno de turno, aunque muy pocos dominicanos rechazan la oportunidad de “hacerse” si los ponen a administrar fondos públicos.
Quienes creen al PRM liquidado por sus recientes tropezones, quizás deben reflexionar sobre cómo Leonel, Danilo y Luis en sus Gobiernos han actuado cada uno con respecto a los corruptos, el narcotráfico, la transparencia, la estabilidad y el crecimiento económico.
Ojalá que no estemos, como expresó mi amigo Olivo, en la escena final de una democracia fallida. Prefiero seguir creyendo y orando por Luis aunque quizás él piense: “no me defienda, compadre”.