¡¡¡Oh, Michael Douglas!!!

El periódico español El País, informa en su edición del pasado día diez, que en la inauguración de su clase magistral, en el Festival de Cine de Taormina, Italia, el actor de cine Michael Douglas dijo sentirse avergonzado de su país y pidió perdón por el “caos mundial” generado bajo la presidencia de Donald Trump.
“Entiendo que gran parte de la responsabilidad del caos mundial proviene de mi país. Me avergüenzo de mi país y pido disculpas…con mis vecinos de Canadá y México, …con los países de la Unión Europea y la OTAN”.
No tienen nada de extraño estas declaraciones de Michael Douglas, porque, como lo reseña la crónica de El País, a lo largo de su carrera, él ha combinado su faceta artística con el compromiso con diferentes buenas causas. Por eso, desde 1998 actúa como mensajero de la paz de las Naciones Unidas y se le reconoce como laborioso promotor de campañas internacionales en favor de la abolición de las armas nucleares.
La misma información dice que el famoso actor consideró ridículo el que en plena era de la inteligencia artificial existan tantos conflictos armados y sigamos presenciando tantas guerras e instó a sustituir las inversiones militares por iniciativas de diálogo y cooperación internacional.
Confieso que supe de la existencia de Michael Douglas en los años setenta, mientras guardaba prisión política en La Victoria y veía a aquel joven actor que hacía el papel de un policía rudo y de mano dura en la serie televisión que los presos de mi celda solíamos ver, titulada Las calles de San Francisco.
Supe que era hijo de Kirk Douglas, estrella del viejo Hollywood, que murió en el 2020, a los ciento tres años de edad. Nada me hizo pensar entonces que Michael llegara a destacarse por su compromiso franco y responsable con el mundo justo y pacífico por el que ha venido a clamar una vez más.
Su voz de denuncia provoca una sensación de aliento y esperanza, cuando el mundo parece condenado por los poderes que, con los propios Estados Unidos a la cabeza, lo empujan hacia el peor de los destinos.
Desde el corazón del cine norteamericano, en el cual las cosas se desenvuelven en medio de la fantasía y la artificialidad, de pronto resuena la voz de Michael Douglas para denunciar el “caos mundial” que va cobrando fuerza y llamar a la razón. ¡¡¡Oh, Michael, muchacho de ochenta años, recibes mi admiración y mi voto de reconocimiento!!!