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Octubre dejó a Brasil dividido

La elección del 26 de octubre dividió a Brasilia tanto en términos regionales como de clase y dejó un clima de polarización y una acrimonia sin precedente desde la vuelta de la democracia en 1985, según Thiago de Aragao, socio y director de estrategia en la firma consultora política Arko Advice.

Esto hará que el país sea más difícil de gobernar y deja a Dilma Rousseff poco margen de error para reparar el daño, dijo.

Rousseff derrotó al senador Aecio Neves por 3,3 puntos porcentuales, el margen más pequeño en una elección presidencial brasileña por lo menos desde 1945.

Ganó prometiendo ampliar la asistencia social –y atacando a Neves sobre la base de que desbarataría esos programas y aumentaría el desempleo, poniendo en peligro las conquistas de más de 30 millones de brasileños que salieron de la pobreza durante los 12 años de gobierno del Partido de los Trabajadores, o PT.

Neves dijo que Rousseff había manejado mal la economía y que su partido está implicado en el escándalo de corrupción que se está dando en la compañía estatal Petroleo Brasileiro SA.

Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB, dijo en su primer discurso ante el Senado después de perder la elección que cualquier diálogo con Rousseff dependería de las propuestas del gobierno y de una decisión de ampliar una investigación por corrupción.

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