Estados Unidos ha impuesto un impedimento de ingresar a su mercado el azúcar no refinada producida por Central Romana Corporation, una empresa norteamericana con domicilio en New York, pero con sus operaciones en República Dominicana.
Central Romana no solo es azúcar, además de que la mayor parte de su producción de dulce se queda en el mercado dominicano.
Ese emporio también es propietario de una de las mayores industrias cárnicas del país.
Pero su buque insignia nacional e internacional es Casa de Campo, donde gran parte de la élite económica nacional e internacional vacaciona.
Muchos se preguntan qué tanto perjudica a República Dominicana la sanción impuesta por Estados Unidos al azúcar de Central Romana. La respuesta es que dicha sanción no perjudica tanto como muchos se creen.
La mayor parte de los ingresos por exportaciones de azúcar a Estados Unidos de Central Romana se queda en Estados Unidos. La mayor parte de sus operaciones locales son cubiertas con los pesos que genera la venta del azúcar en el mercado nacional.
Sin embargo, hay miles de empleados haitianos que viven de la producción azucarera del Central Romana que podrían quedar sin empleos. ¿Qué pasará con esos obreros que Estados Unidos dice querer proteger eliminando su fuente de empleo? ¿Se quedarán en República Dominicana como desempleados esos inmigrantes que vinieron a trabajar en los campos azucareros de Central Romana? ¿Quién garantizará un modo de producción a todos esos obreros no calificados.
A simple vista estas personas son los primeros perjudicados.
