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Obesidad: Una enfermedad subestimada que requiere un nuevo enfoque

Erika Rodríguez Por Erika Rodríguez
Día Mundial de la Obesidad.
Día Mundial de la Obesidad.

Cada 4 de marzo, el Día Mundial de la Obesidad se celebra con el propósito de generar conciencia sobre el impacto global de esta enfermedad, que afecta a millones de personas alrededor del mundo. Este año, la Federación Mundial de Obesidad (WOF, por sus siglas en inglés) pone el foco en los sistemas fallidos y su contribución al aumento de la obesidad, desafiando la creencia popular de que la responsabilidad recae únicamente en el individuo.

La obesidad es una enfermedad compleja que ha ido en aumento a nivel mundial en las últimas décadas. En 2023, según la WOF, más de 2.8 mil millones de personas en el mundo sufren de sobrepeso u obesidad, lo que la convierte en una de las principales preocupaciones de salud pública globales.

A pesar de los esfuerzos por promover hábitos de vida saludables, los sistemas de salud y alimentación han mostrado ser insuficientes para frenar esta tendencia, y en muchos casos, incluso contribuyen a empeorar la situación. La WOF sostiene que factores como la disponibilidad de alimentos poco saludables, la publicidad engañosa y la falta de acceso a servicios de salud adecuados son elementos clave que deben ser abordados para combatir la obesidad a nivel global.

Más allá de la salud, la obesidad representa un desafío económico. En República Dominicana, sus costos ascienden a 1,961 millones de dólares, equivalentes al 2.6% del PIB, incluyendo pérdida de productividad, ausentismo laboral y mortalidad prematura. Esto evidencia que la obesidad no es sólo un problema individual, sino una consecuencia de entornos que dificultan su prevención y tratamiento.

La doctora Ileana Chiari, Directora Médica de Novo Nordisk Clat, resaltó el mensaje de la campaña de la WOF “Cambiando Sistemas, Vidas Más Saludables”, que enfatiza la necesidad de soluciones básicas y bien organizadas: “No podemos seguir viendo la obesidad como un problema individual. Factores como el acceso a alimentos saludables, la infraestructura para la actividad física y la falta de políticas públicas, impactan directamente en el aumento de esta enfermedad. Necesitamos un enfoque integral para garantizar un futuro más saludable y equitativo”.

Un método de diagnóstico inadecuado

A pesar de ser uno de los principales problemas de salud pública, la obesidad sigue diagnosticándose con herramientas limitadas. Durante décadas, el Índice de Masa Corporal (IMC) ha sido la referencia principal para el diagnóstico de la obesidad, midiendo la relación entre peso y estatura, sin considerar la distribución de la grasa corporal ni su impacto en la salud.

La European Association for the Study of Obesity (EASO) desarrolló un nuevo enfoque de diagnóstico llamado Modelo de Enfermedad Crónica Adiposa (ABCD, por sus siglas en inglés), que propone una evaluación más detallada mediante:

         Componente Antropométrico: La distribución de la grasa corporal (relación cintura-altura) el cual, indica el riesgo de enfermedad cardiometabólica.

         Componente Clínico: se analiza cómo el exceso de grasa puede afectar órganos y funciones vitales.

         Inclusión de Personas con IMC Inferior: Las personas con un IMC de 25-30 kg/m² (considerado como sobrepeso) y un aumento de grasa abdominal ya están en riesgo.

Eric Pasco, gerente Médico para la unidad de obesidad de Novo Nordisk Clat destaca que “La obesidad es una enfermedad compleja que requiere una evaluación detallada, por lo que actualizar la forma en que es diagnosticada es clave para mejorar su atención médica. No se trata sólo del peso, sino de cómo y dónde se acumula la grasa en el cuerpo. Diversas investigaciones recientes proponen incluir valoraciones físicas, funcionales y psicológicas para un análisis más preciso. De esta forma, podemos garantizar que cada persona reciba el tratamiento adecuado según su condición y necesidades específicas”.

Por otro lado, una publicación en The Lancet Diabetes & Endocrinology realizada por un grupo multidisciplinario sugiere que la obesidad no debe considerarse sólo como un exceso de grasa, sino como una enfermedad crónica que afecta órganos y sistemas, con posibles complicaciones como: enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 e insuficiencia renal, entre otras.

Según este modelo, se propone una clasificación de dos categorías:

         Obesidad preclínica: Exceso de grasa sin manifestaciones evidentes en la salud, pero con riesgo de desarrollar otras enfermedades.

         Obesidad clínica: Cuando el exceso de grasa afecta la función de órganos, generando problemas metabólicos, cardiovasculares y limitaciones físicas.

“La obesidad es una enfermedad crónica y progresiva que requiere un manejo médico. Con las herramientas adecuadas para un diagnóstico preciso y un acceso oportuno al tratamiento integral, podemos mejorar la calidad de vida de quienes la viven, y a su vez reducir los riesgos asociados a esta enfermedad”, recalcó la doctora Chiari.

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